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La Tribuna

La contribución de los cultivos transgénicos para los agricultores

por Alejandra Sánchez

Los cultivos transgénicos han favorecido a reducir significativamente- las emisiones de gases de efecto invernadero de las prácticas agrícolas, la fumigación con pesticidas, y a la vez, han generado aumentos de producción e ingresos para los agricultores.

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Al cumplirse 20 años de comercialización de cultivos transgénicos, los economistas agrarios Graham Brookes y Peter Barfoot, publicaron –recientemente- el informe “Cultivos transgénicos: impactos socio-económicos y ambientales a nivel mundial 1996-2012”.

Documento que muestra que la biotecnología agrícola ha seguido proporcionando beneficios socio-económicos y ambientales sustanciales, lo que ha permitido a los agricultores cultivar más, con menos recursos, mientras ofrecen importantes beneficios medioambientales para todos los ciudadanos.

En esta línea, Graham Brookes explicó que “cuando a los agricultores se les ha dado la opción de sembrar cultivos transgénicos, los beneficios económicos obtenidos son claros y ascendieron a un promedio de más de US$100 por hectárea en 2014".

Agregó que dos tercios de estos beneficios se derivan de mayores rendimientos y la producción adicional, con los agricultores de los países en desarrollo obteniendo las mayores ganancias. El medio ambiente también se beneficia ya que los agricultores adoptan cada vez más las prácticas de labranza de conservación, controlan malezas con menos herbicidas y más benignos; y reemplazan el uso de insecticidas por los cultivos transgénicos resistentes a insectos, afirmó.

Es así como el Director Ejecutivo de ChileBio, el doctor en Ciencias Biológicas, Miguel Ángel Sánchez, destacó que “este informe se une a la declaración realizada recientemente por la Academia Nacional de Ciencias de EE.UU. que afirmó que los cultivos transgénicos son seguros para la salud y el medioambiente”.

Disminución del impacto ambiental agrícola

Según detalla el informe, los cultivos transgénicos han contribuido a reducir significativamente las emisiones de gases de efecto invernadero de las prácticas agrícolas. Esto es consecuencia de un menor uso de combustible y almacenamiento adicional de carbono en el suelo al disminuir o eliminar la labranza. Solo en 2014 esto significó retirar 22,4 millones de kg de dióxido de carbono de la atmósfera, el equivalente a sacar 10 millones de automóviles de las calles durante un año.

Los cultivos GM han reducido también la fumigación con pesticidas en 581 millones de kg (-8.2%) entre 1996 y 2014. Esto equivale a la cantidad total de ingrediente activo de pesticida aplicado a los cultivos en China por más de un año. Como resultado, ha disminuido el impacto ambiental asociado a los herbicidas e insecticidas usados en la superficie sembrada con cultivos transgénicos en un 18,5%.

 

Cultivos con mayor rendimiento

El informe además destaca que los cultivos GM resistentes a los insectos plaga utilizados en algodón y maíz (IR) han aumentado el rendimiento por la reducción de daños por plagas. Esta tecnología ha aumentado los rendimientos en un promedio de 13,1% en el maíz y 17,3% en algodón entre 1996-2014. Además, 2014 fue el segundo año de siembra comercial de soya IR en América del Sur, donde los agricultores han visto un promedio de aumento de 9,4% en el rendimiento.

Por su parte, la tecnología de tolerancia a herbicidas (HT) también ha contribuido al aumento de la producción, a mejorar el control de malezas y proporcionando rendimientos más altos en algunos países; y también ha ayudado a los agricultores en Argentina, al permitirles cultivar soja como "segunda cosecha" después del trigo en la misma estación de crecimiento.

Mejores ingresos para los agricultores

Los cultivos GM han ayudado, según el informe,  a que los agricultores tengan ingresos más seguros, principalmente por el mejor control de plagas y malas hierbas. El nivel de beneficio económico neto en el año 2014 fue de US$17,7 mil millones, equivalente a un incremento medio de los ingresos de US$101 por hectárea. Entre 1996 y 2014, el aumento de la renta agrícola global ha sido de US$150.3 mil millones de dólares.

El este beneficio total de los ingresos agrícolas se dividen por igual entre los agricultores en países en desarrollo (51%) y los países desarrollados (49%). Mientras, las ganancias más altas de rendimiento siguen siendo para los agricultores de los países en desarrollo, de los cuales la mayoría son agricultores de escasos recursos y manejan pequeñas parcelas.

De esta manera, los cultivos transgénicos se han constituido en una buena inversión para millones de agricultores. Los costos pagados por los agricultores para acceder a los cultivos transgénicos en 2014 (US$6,9 mil millones a pagar a la cadena de suministro de semillas) fue igual al 28% de las ganancias totales (un total de US$24,6 millones). A nivel mundial, los agricultores recibieron un promedio de US$3,59 por cada dólar invertido en semillas GM.

En tanto, los agricultores de países en desarrollo recibieron US$4,42 por cada dólar invertido en semillas GM en 2014 (el costo fue igual al 23% de las ganancias totales de tecnología), mientras que los agricultores de los países desarrollados recibieron US$3,14 por cada dólar invertido en semillas GM (el costo fue igual al 32% de las ganancias totales de tecnología).

Cuidado de los recursos del planeta y contribución a la seguridad alimentaria

Entre 1996 y 2014, los cultivos transgénicos aumentaron la producción mundial en 158,4 millones de toneladas de soja y 321,8 millones de toneladas de maíz, además de un adicional de 24,7 millones de toneladas de fibra de algodón y 9,2 millones de toneladas de canola.

De esta forma, los cultivos transgénicos están permitiendo a los agricultores cultivar más sin el uso de tierras adicionales. Si los cultivos transgénicos no hubiesen estado a disposición de los 18 millones de agricultores que los sembraron en 2014, mantener los niveles globales de producción de aquel año, habría requerido plantaciones adicionales de 7,5 millones de hectáreas de soja, 8,9 millones de hectáreas de maíz, 3,7 millones de hectáreas de algodón y 0,6 millones de hectáreas de canola. Esta superficie total requerida equivale al 12% de la tierra cultivable en los EE.UU., o el 33% de la tierra cultivable en Brasil o el 14% del área de cultivo en China.

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