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Todos los padres y las madres requieren apoyos para desarrollar adecuadamente sus responsabilidades parentales. Una conclusión fundamental, luego de participar en distintas reuniones con centro de padres, actividades educativas y los Diálogos de Educación Parvularia que estamos desarrollando en todas las capitales provinciales de la Región del Biobío, donde agradecen la preocupación para reunirse y conversar.
Desde siempre, nuestra institución reconoce a niños y niñas en familia, es decir, inseparables de su entorno social y afectivo inmediato. Es la familia el primer agente educativo de los párvulos y su participación es esencial para que los niños y niñas construyan aprendizajes significativos. La familia es la principal responsable del cuidado, protección, educación y socialización de sus hijos e hijas.
La gran diversidad de modelos familiares existentes en la sociedad actual, así como las diferencias culturales y de género, incrementan extraordinariamente la variabilidad en la realización de la tarea de ser padres y madres. Y en esta gran misión surge el apoyo que brindamos a las familias en todas sus variedades y formas.
Por ello, estamos fortaleciendo los espacios para brindar a los padres y madres la oportunidad de ser protagonistas de la educación de sus hijos, propiciando la integración y participación con intencionalidad educativa, respetando los saberes, valores culturales y sociales de la familia, potenciando formas y niveles de comunicación personalizados, contextualizados y oportunos.
La participación familiar activa en el proceso educativo es una necesidad y un derecho ciudadano que debe ser fomentado. La alianza con las familias potencia el esfuerzo educativo en beneficio del niño/niña.
Así como los padres y madres reconocen las instancias de más participación en el jardín infantil, nuestra institución también agradece cada aporte que nos realizan para ampliar nuestros aprendizajes y fortalecer el currículum de la educación parvularia.
En el gobierno de la presidenta Michelle Bachelet estamos fomentando la parentalidad positiva para cuidar y desarrollar vínculos afectivos sanos, protectores y estables, como pueden ser el fortalecimiento del apego, la interacción a través del juego y la comunicación sin exposición al conflicto.
Tal como enfatizamos en nuestros talleres, la parentalidad positiva exige paciencia y esfuerzo para conocer y entender a los niños y las niñas: cómo sienten, piensan y reaccionan según su etapa de desarrollo. Ofrece seguridad y estabilidad para que los niños y las niñas confíen en sus padres y se sientan protegidos y guiados. Y jamás olvidar que los problemas siempre deben solucionarse de manera positiva: sin recurrir a castigos físicos, gritos, amenazas o insultos.
Al promover la parentalidad positiva estamos contribuyendo a que los niños y niñas crezcan sanos, felices y más participativos. Empecemos con conectarnos desde la infancia con diversas actividades, como leer 15 minutos con ellos, jugar en el suelo, conversar sin ver la televisión, ser positivos.
Valorarlos siempre hasta con alimentación saludable sin duda es un gran comienzo. Todos podemos empezar hoy, teniendo como interés superior el niño y la niña para que desde los primeros años de vida aprendan a ver la vida con significado y sentido.
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