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La Tribuna

Confianza cero

por Leslia Jorquera

Lamentablemente, quienes están en la vitrina pública hoy como los presidentes o presidenciables, serán aún más reprochados si se ven envueltos en hechos que atenten contra la confianza y la transparencia. El problema está en que si hay que votar por personas en las que no confiamos, es muy difícil que podamos avanzar. Ahí, si estamos estancados.

"Algo ha pasado en Chile que se transforman cosas normales en delito". Con esa frase, la Presidenta de la República, Michelle Bachelet, defendió la compra que su hija menor, Sofía Henríquez, realizó de un terreno de 5.000 metros cuadrados en las cercanías del proyecto minero Dominga.

Lo complejo de este asunto no es que la joven haya realizado la inversión. Eso da lo mismo. Lo que tiñe de dudas este proceso, es que la persona que hizo la venta, fue nada más y nada menos que Natalia Compagnon, su nuera, quien - hay que decirlo - es la mayor responsable del desplome de la credibilidad de la mandataria tras el Caso Caval.

Ahora, hay que ser parejos. Esto le pasa a Bachelet, a la Nueva Mayoría, pero también le ocurre a Sebastián Piñera y a Chile Vamos. Todos, absolutamente todos, generan en la comunidad una sensación de corrupción e impunidad.

Actualmente, la ciudadanía puede responder la encuesta Adimark, Cerc y tantas otras, incluso tener su intención de voto, pero eso no es necesariamente que crea en la transparencia de sus autoridades y en su comportamiento probo. El por qué, simple. Los hechos públicamente conocidos gracias a la prensa en los últimos años, han permitido evidenciar el comportamiento oscuro que muchas veces se da, tanto para llegar al poder, como al momento de tener que pagar favores políticos. Todo este comportamiento de los líderes públicos y privados del país, tal como comentábamos en la editorial del director del pasado sábado se puede evidenciar en los estudios existentes.

El VIII Estudio Nacional de Transparencia, presentado a fines de enero, reveló que sólo el 18% de los encuestados –de un total de 2.853 personas de todo el territorio nacional– considera que las entidades públicas son transparentes.

Asimismo, la medición permitió conocer que el 63% de los encuestados no fue capaz de identificar una institución pública o privada en la cual sientan confianza y el 37% que sí lo hizo, mencionó a Carabineros y Bomberos. Es decir, organizaciones totalmente alejadas de lo político o lo comercial.

Las autoridades, en vez de responsabilizar de esta percepción ciudadana a los medios de comunicación o a la sociedad por ser tan negativa, deben hacer una autocrítica pero con cambios evidenciables, es decir, dar muestras concretas de querer cambiar. Lamentablemente, quienes están en la vitrina pública hoy como los presidentes o presidenciables, serán aún más reprochados si se ven envueltos en hechos que atenten contra la confianza y la transparencia. El problema está en que si hay que votar por personas en las que no confiamos, es muy difícil que podamos avanzar. Ahí, si estamos estancados.

 

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