Las imprudencias que nos cuestan la vida

Este fin de semana, dos personas, prácticamente en el mismo lugar y sólo con horas de diferencia, perdieron la vida en el sector del Salto Chico del Río Laja.

Este hecho, pone sobre la mesa una vez más los resguardos que tienen que tomar los veraneantes que aprovechan la temporada estival para disfrutar del descanso en estos espacios naturales.

En nuestra provincia, este tipo de lugares es característico de prácticamente todas las comunas, especialmente las ubicadas en la zona cordillerana.

Por esta razón, es importante que quienes disfruten de estos últimos días de vacaciones, tomen en cuenta las indicaciones que hacen los distintos recintos dispuestos para los visitantes, así como también de las instrucciones y llamados de atención de sus salvavidas. Pero, lo más importante, es que hagan uso del sentido común. Ese simple ejercicio es clave.

Caminar sobre las rocas mojadas o húmedas, claramente es exponerse a un accidente innecesario que puede matar a cualquier persona. Así ocurrieron los accidentes del fin de semana y es muy fácil que esta acción, se repita año a año.

Si uno visita Los Saltos del Laja, en el sector de su triste cascada principal, podrá observar como padres e hijos, ingresan a lugares de alto riesgo para zambullirse en los pozones que están bajo la imponente caída de agua.

Muchos se aventuran y acceden a lugares, donde la vida y la muerte están separadas sólo por el factor suerte.

¿Por qué exponer a los seres más queridos a que puedan morir o quedar con lesiones que dejen secuelas de por vida, únicamente por vivir un momento adrenalínico?

La solución es simple, evitemos estos hechos. El dolor y la culpa que cargan las personas que acompañaron a los fallecidos dura por siempre.

En consecuencia, si se puede disfrutar en familia del agua y los hermosos paisajes de nuestra provincia de Biobío, es necesario que usemos un poco del discernimiento que la vida nos entregó. Esta simple reflexión, puede determinar si volveremos con vida o no a nuestra casa.

Quedan poco menos de dos semanas para que todos los turistas comiencen a regresar a sus hogares y depende de nosotros mismos, que el viaje y los costos que implicó, se traduzcan en un recuerdo inolvidable de unión familiar y no en una tragedia.