Salud de calidad

Durante la última semana el tema salud ha estado marcado por la campaña de invierno y su proceso de vacunación contra las enfermedades respiratorias, en especial la influenza.

Los esfuerzos comunicacionales se han enfocado, no sólo en mostrar una amplia cobertura, sino que además, en mostrar que tenemos un sistema público de salud que funciona y que está enfocado en priorizar a las personas en riesgo, a los niños y la tercera edad.

Dicho aquello, hablemos de aquellos que se levantan a las 5 de la mañana o más temprano para acudir a un centro asistencial (antes de que lo abran) para hacer una fila.

En concreto, existe la posibilidad real de que una persona esté en una fila, sin importar el clima y que simplemente al llegar su turno le digan, se acabaron las horas, regrese mañana. Esa es la realidad del sistema de salud público, que si bien funciona, aún no lo hace a la perfección.

A esas filas que usted ve fuera de un centro asistencial se deben sumar los tiempos que se deben esperar para que el médico lo vuelva a ver después del examen y, en el caso de ser necesario, tendrá que esperar, nuevamente para ser intervenido quirúrgicamente.

No se trata de ocultar lo positivo de un sistema de salud que funciona, se trata de no ocultar aquellas partes que aún no logran modernizarse, se trata de poner en evidencia la manipulación de cifras para el beneficio de uno o de otro sector político, porque seamos honestos, la preocupación parece que apunta a convertir a las personas que mueren en estas listas de espera en simples números manipulables ideológicamente.

Podríamos poner las estadísticas disponibles en el Servicio de Salud (como lo hacen los políticos) que pueden ser solicitadas por cualquier persona a través del sistema de transparencia, pero no, porque los muertos tienen familia y su descanso eterno está marcado por la impotencia de no haber tenido dinero para salvar a su familiar, amigo, ser querido o simplemente a un ser humano.

Lo importante, amigos de ese mundo tan lejano de la realidad, llamado “político”, es buscar las debilidades del “oponente” en otros temas y no en uno donde todos debiéramos remar hacia el mismo lado. Por ejemplo, un buen debate en torno a una nueva Carta Fundamental.

La salud no se puede instrumentalizar y de ahí que las palabras de la ministra de Salud, Carmen Castillo (que nos visitó para inaugurar el “Cesfam Entre Ríos de Los Ángeles” y para participar de la vacunación) donde reconoció que uno de los anhelos de Michelle Bachelet, simplemente no se cumplirá, cobran especial vitalidad pues su honestidad, al menos permite decir que no nos miente: “sabemos que existen listas de espera y eso nunca se va a acabar”.