Desconocidos destruyen Virgen del Carmen en Los Ángeles

La Iglesia Católica de Los Ángeles ha sufrido tres ataques delictuales en menos de un año.

El último se registró la mañana de este lunes y, al igual que los anteriores, causó gran desconcierto y conmoción entre los feligreses.

Es que el valor de las imágenes va más allá del costo económico. Cada una de ellas representa algo más que una simple estatuilla.

De ahí que cada uno de los hechos ocurridos en la capital provincial de Biobío haya dejado a cientos de feligreses acongojados por lo sucedido.

Durante la madrugada de ayer quedó al descubierto el último caso registrado en la comuna, oportunidad en la que desconocidos destruyeron la imagen de la Virgen del Carmen que portaba entre sus brazos al niño Jesús.

La estatuilla permanecía al interior de una gruta emplazada a la altura del #561 de calle Lord Cochrane, la que era custodiada por rejas que se encontraban destruidas.

El acto de vandalismo provocó gran sorpresa entre los transeúntes. El hecho de que velas estuvieran desparramadas, los floreros quebrados y que la misma imagen terminara en el suelo, destruida.

Tal escenario habría quedado al descubierto luego de que feligreses concurrieran, como de costumbre, hasta la gruta para rezarle a la virgen, la cual pertenece a la Parroquia Nuestra Señora de Fátima.

Vecinos del sector relataron que la imagen de la Virgen del Carmen lleva en el barrio más de 50 años. El terreno donde se encuentra la estatuilla fue donado por un particular para que se construyera la gruta que la cobijaba.

La imagen ha sobrevivido, incluso, a catástrofes naturales como lo fue el terremoto que azotó la zona el 27 de febrero de 2010.

Asimismo, detallaron que -anteriormente- desconocidos habían ingresado al lugar, el cual es resguardado por una reja, y habían sustraído algunas monedas, pero que nunca la habían dañado.

Fueron vecinos del sector quienes efectuaron la denuncia a Carabineros.

Información recabada por La Tribuna da cuenta de que una de las alternativas que baraja la iglesia es arreglar la imagen a fin de ponerla nuevamente a disposición de los feligreses.

PARROQUIA EL BUEN PASTOR

El primer caso se registró el 13 de julio de 2016 y afectó a la iglesia El Buen Pastor, emplazada a la altura del #340 de calle Eleuterio Ramírez, en la comuna de Los Ángeles.

Durante la tarde, un hombre ingresó a las dependencias del santuario y sustrajo la imagen de la Virgen del Carmen desde el altar.

El hecho ocurrió cerca de las 16:30 horas, en circunstancias en que una persona ingresó al interior de la iglesia.

Un hombre permaneció sentado por un momento en una de las bancas para, luego, pararse y sacar la imagen. La ocultó dentro de sus vestimentas y salió del lugar en dirección desconocida.

Una semana después, la estatuilla -de 40 centímetros de alto y avaluada en un monto cercano a los 40 mil pesos- fue adquirida por una persona en el sector sur de la comuna de Los Ángeles y entregada bajo secreto de confesión en el mismo templo.

SAN EXPEDITO

Como es tradicional, cada día 19, la Parroquia del Perpetuo Socorro se preparaba para celebrar a San Expedito. El santo era expuesto a la devoción de los feligreses en las afueras de la parroquia, junto a la imagen de San Sebastián.

Miembros de la iglesia estaban preparando los últimos detalles y aquellas especies que ocupan para la veneración del santo cuando fueron alertados por la secretaria que faltaba lo más importante: la estatua de San Expedito.

Es que no contaban con que antisociales la sustrajeron durante la noche del lunes 18 o la madrugada del martes 19 de julio.

Para perpetrar el delito, en aquella oportunidad, los delincuentes destruyeron mucho ya que la parte de abajo estaba rota.

Sin embargo, ésta no fue la primera vez que alguien roba la imagen de San Expedito. Su llegada se remonta hace unos ocho años atrás desde un templo que se encuentra en Reñaca.

Al poco tiempo de ser instalada fue sustraída. No alcanzó a pasar una semana cuando una persona llegó a dejarla.

Se trata de una imagen de 1,20 de altura, aproximadamente, de un centurión romano, en cuya mano derecha tiene un libro.