Para no ponernos viejos

La provincia de Biobío registró un 4.4 % en su tasa de desempleo, una de las mejores cifras del país, pero ubicada bajo el punto de pleno empleo, es decir, tampoco es la mejor.

Si bien hay campo, está lejos de ser atractivo para la juventud de nuestra provincia y, en consecuencia, puede terminar envejeciendo a nuestra fuerza laboral, generando a largo plazo un problema serio en la calidad de los trabajadores locales.

Cuando una ciudad como Los Ángeles aparece entre las 10 más importantes del país, las cosas deben tomarse en serio, es decir, con un análisis más profundo de las oportunidades y de la distribución de las mismas, casi como una suerte de distribución “per cápita” de la riqueza que producimos.

Pues bien, de la mano de las voces que ubican a Biobío como una de las provincias y región que levantará la economía nacional, están aquellas que ya invirtieron en educación superior y, como todo centro urbano de importancia, existen universidades e institutos que fomentan el libre pensamiento y los espíritus críticos de una población educada.  

En paralelo, los medios de comunicación instalan temas relacionados con la cultura como ha sido el caso de La Casa de La Cultura y el Ex Liceo de Hombres, cuestión que da cuenta que esta ciudad también satisface sus necesidades culturales o que al menos, ya se atreve a debatirlas.

En cuanto a la entretención, todos los fines de semana se registra algún espectáculo de primer nivel, abriéndose un abanico de eventos que van desde recitales de rock hasta la presencia de rostros de la farándula nacional.

En paralelo a este auge provincial y de su capital, los eventos deportivos contemplan a grandes figuras del mountanbike en Chile, a maratonistas que fueron protagonistas del Maratón de Santiago, a un cuadro de básquetbol que está en la liga nacional, Andino y un club de fútbol, que si bien no ha tenido una buena campaña, está metido en el corazón de los angelinos.

Dada todas estas apreciaciones, resulta complicado entender por qué (si todo camina tan bien) los trabajos para los jóvenes son tan precarios, tan mal pagados o tan poco atractivos.

Si existe dinero y es reinvertido en la región y en la provincia, la pregunta es por qué dejamos que nuestra juventud emigre a otras ciudades que brindan mejores expectativas de crecimiento y trabajo.

Por qué dejamos que nuestros hijos se queden sin hermanos mayores o por qué dejamos que nuestros hijos se lleven a nuestros nietos y que “vengan de visita” a ver el lugar donde creció y se hicieron los cimientos de la familia.

Queda en deuda el empresario que debe buscar la forma de llamar la atención de nuestra fuerza laboral, la que podríamos apostar, estaría gustosa de permanecer en su pueblo si se dieran las mismas oportunidades que en otras ciudades del país.