La derrota presidencial de Lagos: ¿Vale más la popularidad que la capacidad?

A nadie le podrían caber dudas, ni siquiera a sus opositores, que las capacidades de liderazgo, de inteligencia y trabajo del ex presidente Ricardo Lagos, son muy buenas.

Siempre se analizan los errores o fracasos de los gobiernos y Lagos ha tenido que llevar la cruz del Transantiago, quedando en el olvido, el gran avance en materia de políticas económicas que llevó a cabo, como los tratados de libre comercio con Estados Unidos, China y la Unión Europea. Con Ricardo Lagos se notó una preocupación por el desarrollo de Chile en distintas materias, como la vial que hoy nos tiene con carreteras de primer nivel en prácticamente todas las regiones del país gracias a las rutas concesionadas. Si, conlleva a un gasto en peajes, pero que con la reducción en los tiempos de traslado, más la seguridad en los caminos, se pagan. O cómo olvidar cuando encaró al Presidente de Bolivia, Evo Morales, y le ofreció “diálogo aquí y ahora”.

Sí, quizás en la actualidad su gran problema es que hoy tiene 79 años y nada aseguraría que es capaz de terminar su mandato.

Ayer, sin embargo, con la misma valentía que encaró a Augusto Pinochet ante los televisores del país durante la dictadura, tomó la decisión de dar un paso al costado.

Las razones, más allá de las versiones oficiales es que no despegó. Su campaña fue un rotundo fracaso desde el día uno y aquí están las consecuencias. Lo más triste, es que quienes alguna vez enarbolaron sus banderas hoy lo dejaron solo.

Hoy vemos a candidatos que quizás nunca imaginamos estarían pensando en el sillón presidencial. Esta no es una editorial que invite a enaltecer la imagen del otrora jefe de Estado, sólo es un ejemplo de personas que probablemente tienen la educación, la formación y la capacidad de liderazgo para conducir un país. Nos guste o no, Lagos la tuvo.

La pregunta que surge hoy es, ¿ve usted, en alguno de los presidenciables que circulan por las pantallas de televisión, lideres preparados y calificados como para enfrentar el cargo más importante de la nació? ¿Se da cuenta que por popularidad, podríamos dejarnos llevar y cometer un grave error?

No se trata de prejuzgar a ninguno, ni a Piñera, Guillier, Ossandón, Sánchez, Kast, Goic, Parisi, Enríquez-Ominami o cualquier otro, se trata de que como sociedad creemos conciencia, primero para ir a votar y segundo para hacerlo con sabiduría y dejar de comportarnos como tercermundistas que apoyan al más simpático o más mediático.