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La Tribuna

Marcela Rosen: Una mujer al servicio de la cultura angelina

por Sebastián Díaz

Llegó a la capital de la provincia de Biobío por el amor a sus nietos y hoy ha generado cambios a través de la Corporación Cultural Municipal.

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Marcela Rosen nació en Santiago en 1941, es nacida y criada en la capital.

Estudió en el colegio Santiago College, en la comuna de Providencia.

Como estudiante, Rosen reconoce que le gustaba cualquier ramo que no fuera matemáticas. “La historia, la historia del arte, la literatura, era muy importante para mí, eso por el ambiente que me rodeaba, que era de ese tipo, un ambiente intelectual, mis abuelos eran profesores, mi papá era abogado, entonces eso hacía que yo tendiera hacia las letras y que además me gustara y desarrollara ese lado”.

Como alumna, aseguró que no era extraordinaria, sino que más bien “corriente”, un poco mejor en esas áreas.

Una vez que salió del colegio, cuenta que comenzó a trabajar inmediatamente. “El colegio era muy bueno y tuve la oportunidad de sacar un título técnico de secretaria ejecutiva bilingüe. Entré a trabajar en Ladeco, en Lan Chile y después me casé y me fui a Temuco”.

El cambio de Santiago a la capital de la región de La Araucanía se debió porque su marido debió trasladarse al sur por motivos laborales.

Rosen, se casó a los 18 años, en un matrimonio joven.

En Temuco fue dueña de casa y en 1962 trasladaron a su esposo de vuelta a Santiago.

ESTADOS UNIDOS

“Ahí (Santiago) me quedé en la casa hasta que mi hijo cumplió 8 años, él nació en Temuco. El año 68’ nos fuimos a Estados Unidos, en Atlanta, Georgia; por mi esposo, que era ingeniero, él quería trabajar y estudiar allá. Yo no tuve ningún problema en cuanto a comunicación, él un poco, pero lo aprendió mucho al fin, hizo mucho esfuerzo personal, porque aprendió de grande, yo lo hice de chica”, afirmó.

Asimismo, relató que fue una etapa triste, por estar lejos de su casa, de su madre, pero después logró dejar eso atrás y sacar provecho de lo que había. Trabajó part time, logrando atender su casa y trabajar. Cuando su hijo ya estuvo más grande, encontró trabajo cerca de su casa, en una compañía de seguros.

“Después encontré algo que me vino como anillo al dedo, a cuatro cuadras de mi casa, se abrió una galería de arte, el ‘Atlanta Artist Club’, una agrupación de artistas, pintores famosos y no famosos y ellos tenían sus reglas y yo era el único empleado pagado. Yo atendía la galería, contestaba las preguntas que me hacía el público, además escribía un boletín mensual que desarrollaba la directiva, yo lo pasaba por el roneo y después venía un grupo de gente a compaginarlo, fue un trabajo muy bonito, nada espectacular como se hace ahora, pero era lo que se podía hacer en ese entonces”, manifestó.

Tiempo después estuvo casi un año trabajando medio tiempo y estudiando, aunque no alcanzó a terminar su carrera porque se dio su retorno al país “fue muy importante y enriquecedora la experiencia para mí, conocer el ambiente universitario, los conocimientos. Estudié inglés allá y había que estudiar un ramo científico, así que también estudié geología, todo en el Georgia State University”, comentó.

VUELTA A CHILE

Tras casi siete años ahí, en 1975, volvió a Chile y luego de seis meses encontró trabajo en la firma Gildemeister, en su agencia de finanzas, donde trabajó cerca de 13 años.

Cuenta que paralelo a ello, asistía al Instituto Chileno Norteamericano de Cultura, ahí habían exposiciones de arte. “Yo era amiga del director de la galería, entonces era un ambiente muy grato y me quedaba a la vuelta de la oficina, después sí fue un poco más ingrato, porque con la empresa nos cambiamos a Las Rejas y lo único cultural que hacía era leer en el Metro”, aseguró.

Tras todo esto fue profesora de inglés en algunos institutos, para luego recalar en la Fundación Chile, donde trabajó varios años en el marketing del salmón, lugar donde dice que aprendió mucho.

LLEGADA A LOS ÁNGELES

Marcela Rosen se “cruza” con Los Ángeles, porque su marido, en los años 80’ compró un terreno cerca de la ciudad para que su hijo lo manejara, debido a que estudiaba medicina veterinaria. “Alejandro estudiaba en la Universidad Austral y venía a Los Ángeles, acá nos encontrábamos en la casita del campo y manejaban el terreno, después hizo una lechería que tuvo que cerrar cuando les empezó a ir mal”.

Después de un tiempo, su esposo sufrió de cáncer y falleció, más tarde falleció su madre. “Como murió mi mamá, a mí no me quedaba más que venir a cuidar a mis nietos, porque era lo único que yo quería. De Santiago viajaba a Los Ángeles cada dos semanas, quería ser parte de su niñez, ayudar en algo y por eso me vine”.

El año 2000 dejó de viajar y se instaló en la capital de la provincia de Biobío.

LA CULTURA EN BIOBÍO

Rosen es una de las fundadoras de la Corporación Cultural  Municipal, cuenta que “dos alcaldes me escucharon, Borgoño la dejó medio encaminada y seguimos con Krause, es un trabajo muy largo, mucha diplomacia, hasta que se logró formar la corporación”.

Marcela también fue parte del Concejo Regional de la Cultura, donde representó a Los Ángeles y estuvo 8 años. La Corporación fue uno de los requisitos puestos por este concejo para tener los recursos y poder construir el Centro Cultural que se edificará en el ex internado del Liceo de Hombres.

“Mi trabajo en la cultura acá es más allá de la corporación, yo trabajé por gusto, no por dinero. Estoy desde esa época en la Academia Enrique Molina Garmendia, que es una organización de adultos mayores que busca seguirse cultivando y soy parte de la Corporación de Monumentos Históricos de Los Ángeles”, destacó.

Ahí, conoció a mucha gente interesada en el ámbito cultural, lo que logró que se entusiasmara y comenzara a promover ese aspecto. “Todo en pos de que se desarrolle la cultura aquí en la ciudad y se magnifique a la provincia, porque este centro cultural que vamos a tener va a dar sustento a que la provincia tenga acceso a la cultura”, afirmó.

Asimismo, sostuvo que la capital de la provincia ha crecido mucho en este aspecto.

Igualmente dijo que “estoy muy orgullosa de lo que he logrado en Los Ángeles en términos culturales, muy orgullosa de la gente que me ha ayudado, especialmente de los que han estado dispuestos a colaborar. Muy satisfecha de la actitud de las autoridades que siempre apoyaron, don Joel Rosales con el Centro Cultural, el señor Borgoño empezó a trabajar con eso y terminamos con Krause. No puedo decir que las autoridades no me han ayudado, el gobernador, don Luis nos ha ayudado montones para perseguir nuestras aspiraciones culturales”.

Al mismo tiempo, apuntó que es parte activa del movimiento que busca construir la casa de O’Higgins, con la idea de enriquecer la cultura provincial.

FAMILIA

Rosen tuvo un solo hijo, quien le dio dos nietos, uno kinesiólogo que estudia ingeniería comercial y una que está por recibirse de profesora de inglés, de los que se reconoce como “chocha”.

Respecto de ellos, aseguró que “para mí la familia es muy importante”. En ese sentido, recordó que fueron sus nietos el motivo por el que se radicó en Los Ángeles, “si tú eres abuela, no puedes venir de visita una vez al mes, por eso me vine”.

Asimismo, reconoció que “estoy muy feliz de vivir en Los Ángeles, es una ciudad pequeña, que te estimula, si uno va al correo, la gente te saluda, es como tu casa, la gente te conoce y no es porque sea yo, simplemente me conocen porque hago uso de eso. Te saludan, son atentos, la gente es cariñosa y esa cercanía que se logra viviendo acá, se logra nada más que en los pueblos chicos en Estados Unidos. Las ciudades grandes son cada día más ingratas y ajenas para la gente. Me encanta Los Ángeles”.

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