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La Tribuna

"Rocky de Cristo": Un knockout a la vida

por Sebastián Díaz

El deportista angelino tuvo una cruda infancia, pero gracias al boxeo ha sabido salir adelante. Hoy lucha por recuperar a sus hijos.

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Juan Alejandro Yáñez Barrera tiene 24 años, es boxeador y nació en Los Ángeles.

Cuenta que tiene a toda su familia en Mulchén, comuna a la que representa cuando pelea.

“Cuando yo era chico, mi mamá por motivos económicos tuvo que venirse a Santiago”, destacó.

Su infancia no fue fácil y estuvo marcada por un accidente que casi le costó la vida.

“Cuando tenía cinco años, me atropellaron en Chillán un vehículo a cien kilómetros por hora, es para no creerlo. Me quebró la pierna y choqué mi cabeza con la solera. Por lo que cuenta mi mamá, porque yo no me acuerdo, pasaron unos cristianos y evitaron un coágulo de sangre, sino yo habría muerto”, sentenció.

A lo anterior, agregó que sólo recuerda cuando despertó en el hospital.

Asimismo, comentó que “cuando volví a Mulchén me pusieron kinesiólogo para poder moverme bien”.

Juan, relató que lo que más le gustaba hacer cuando pequeño era precisamente pelear. “Yo tenía un tío que era boxeador, le decía que me enseñara a boxear, él me enseñaba algo, pero nunca entrené con él”.

Yáñez Barrera, afirmó que cuando era niño le gustaba pelear, pero ya más adulto lo toma como un deporte, aunque dejó en claro que desde chico que soñaba con estar arriba del cuadrilátero.

Pese a que cuando era adolescente, jugaba fútbol, cuenta que finalmente se decidió por el boxeo porque “quiero salir adelante para poder recuperar a mis hijos, tengo gemelos en Colina y no me dejan verlos, por eso volví a Mulchén, porque tengo más apoyo y salir adelante, quiero ser campeón de Chile y debutar como profesional el próximo año”.

SUS INICIOS EN EL BOXEO

Anteriormente, el “Rocky de Cristo” como se hace llamar en las peleas, comentó que desde chico le gustaba pelear. Pero sus comienzos ya más firme fueron en Colina. “Ahí estaba entrenando con un campeón, pero él no me enseñaba ni a pararme. Justo tenía una pelea y tenía una semana y media de entrenamiento, peleaba en Peñalolén. Gané la pelea, porque me sacaron sangre de la nariz y me enojé y el árbitro me tuvo que quitar al rival”.

Asimismo, relató que este mismo profesor que le enseñaba, lo llevó a pelear a otro lado. “Siempre que terminaban las peleas, me quedaban dudas de que nos mandaba para afuera y un día un caballero de Conchalí, don Miguel Ríos, me dijo que a él le pasaban plata por nosotros y a nosotros no nos daban nada, ni un jugo, nada y ahí me fui”.

Tras ello se fue con el propio Miguel Ríos a pelear por Conchalí, luego por San Fernando. “Después la mamá de mis hijos no me dejaba ver a mis niños y me empecé a portar mal. Ahí hablé con el profesor Raúl Marchant, porque me quería ir a Mulchén, vendí una moto que tenía, fui por tres meses, se me acabó la plata y volví a Colina a trabajar con mis padres, que trabajan en una feria”, manifestó.

Tras ello, volvió a hablar con Marchant para volver, logrando las importantes peleas que ha podido ganar.

Yáñez Barrera se muestra agradecido de lo que le ha dado el boxeo y según él mismo cuenta lo ha ayudado a salir de los problemas y ha aprendido a tranquilizarse y no ser tan explosivo.

A su vez, dejó un mensaje a los futuros boxeadores locales, “que sigan luchando por sus sueños, que se apliquen en cada entrenamiento, que practiquen lo más duro posible, que lo hagan de corazón”.

“ROCKY DE CRISTO”

Su apodo, es, incluso para el mundo del boxeo un tanto exótico. Según él mismo explicó “Rocky viene porque yo entrenaba como Rocky Balboa en Colina, salía a correr a los cerros, hacía sombra solo y de Cristo, porque soy bien creyente, Dios me ha salvado dos veces la vida”.

La primera vez ya fue descrita en el accidente en que fue atropellado en Chillán.

La segunda fue cuando tenía ocho años y se estaba ahogando en un río. “Me alcanzaron a ver y sacar del agua”, detalló.

Sin duda, dos hechos que lo marcaron y que son motivo de su lucha constante en la vida y en el cuadrilátero.

LA FAMILIA

Una de las motivaciones de este deportista angelino de salir adelante son sus hijos. “Cada pelea que hago es de corazón, pensando en recuperarlos”, comentó.

Este sábado los pequeños gemelos cumplen un año y tres meses.

Desde chico se crió con su madre, quien lo ha apoyado en su periplo en el boxeo. “Ella me ve feliz, porque antes me portaba mal”, expuso.

FUTURO

Al consultarle sobre su futuro, el “Rocky de Cristo” no dudó en asegurar que “me veo como campeón mundial. Me tengo fe, lo que más tengo es corazón y no le tengo miedo a nadie, yo cuando estaba empezando peleé con campeones y me ganaban por puntos, porque eran localistas, pero les dejaba los pómulos mal”. 

Asimismo, dijo que pretende este año ser campeón de Chile, ganarle a los mejores y más tarde salir campeón.

Por último Juan dice ser un pitbull. “En la selección de fútbol hay un pitbull (Gary Medel) y en la de boxeo también debe haber uno y ese es el Rocky de Cristo”, sostuvo.

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