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La Tribuna

Braulio Villablanca: Rayuelero de tomo y lomo

por Sebastián Díaz

Uno de los reconocidos dirigentes y jugadores del tejo recuerda sus inicios en su amado deporte y lo que espera a futuro.

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Braulio Villablanca Zapata, tiene 70 años y es uno de los representantes más destacados de la rayuela local, no sólo en su rol como jugador, sino que también como dirigente de distintos clubes.

Villablanca nació en Angol y vivió toda su niñez en la comuna de la región de La Araucanía.

Cuenta que llegó a Los Ángeles en los años 70. “Yo me vine por un tío mío que está fallecido, llamado Óscar Basoalto, que él es constructor civil, y me vine a trabajar con él  como chofer”, explicó.

La rayuela se dio como algo natural, pues relata, viene de familia, debido a que su padre también lo practicaba. “Mire, mi padre en Angol, él era dueño de un bar, allá al frente del Regimiento en calle Almagro 378, y él como tenía el bar tenía una cancha de rayuela a donde iban a jugar los ‘milicos’. Yo tendría como 15 años y empecé. Como los militares iban a jugar ahí, iban todos en las tardes y entonces yo empecé a tirar tejos también, después mi papá me vio que tenía condiciones y me empezó a hacer jugar con los ‘milicos’”, aseveró.

A ello agregó que aprendió a jugar mirando, y comentó que  su papá lo retaba para que tomara el tejo y jugara, “después le ganaba a ellos y les ganaba a los ‘milicos’”, recuerda entre risas.

“Después hicieron un campeonato, en Angol, el primer campeonato que jugué yo, en el Regimiento Húsares, y ahí participaban los hijos de los militares, mi papá me llevó y salimos campeones con otro ‘cabro’ de ahí del regimiento, todavía me acuerdo el nombre, se llamaba Juan Carlos Toloza, éramos compañeros y ahí jugaba yo, ahí empezó la rayuela en esos años”, manifestó.

Al llegar a Los Ángeles, ya en el año 70, llegó a una población que se llamaba ‘En Tránsito’, “era una toma ahí”, recuerda Villablanca.

Expresó que era tanto su gusto por la rayuela, que al llegar a la población sólo había tres casas, pero cuando comenzó a llegar más gente, en el pasaje colocaron dos canchas, donde pudieron entrenar constantemente.

Braulio, destacó que “estuve un año en unos cajones de rayuela y empezamos a jugar en la población. Después de eso, me vieron que yo jugaba tejo y había un bar, el primer club que llegué aquí en Los Ángeles a jugar fue por Colo Colo.  Estaba ahí en la calle Villagrán con Rengo, donde había un bar que se llamaba ‘Panchito’, ahí me acuerdo yo”.

El club sufrió problemas, luego que un incendio arrasara con las casas aledañas, por lo que debieron trasladarlos a Paillihue, lugar donde vive actualmente. 

El rayuelero, aseguró que “llegando ahí, llevaba como ocho meses y fundamos un club de rayuela y que actualmente está que se llama Club de Rayuela Escritores de Chile. Yo fui el primer presidente de ese club”.

Tras ello, Villablanca conoció a un hombre que le cambió su vida rayuelera. “Como jugábamos por los clubes y ahí me conoció un ‘jugadorazo’ el mejor jugador de aquí de Los Ángeles, que en paz descanse, su nombre era Iván Pacheco, falleció no hace mucho tiempo, dice que habían jugado en Los Carrera y ese me trajo a Los Carrera, donde estuve 4 años y me eligieron como presidente del club, de ahí de Los Carrera este caballero renunció al club y se vino al Club Bernardo O’Higgins, don Iván Pacheco y me fue a buscar, hasta que me trajo acá. Aquí voy a cumplir 5 años y ahí me eligieron como presidente también, los dirigentes del club” recuerda con orgullo.

Pese a sus comienzos como jugador, Braulio comentó que le motivaba ser dirigente en el deporte que le gustaba y en la vida en general, pues al día de hoy es el presidente de la junta de vecinos de la población Escritores de Chile.

En ese sentido, explicó que “me motivaba la gente para ayudar, tenía condiciones para hacer las gestiones en cuanto al municipio, y estar con la autoridad y mi vocación que me llevó adelante a ser dirigente actualmente”.

Pese a todo, su labor no ha sido fácil aunque ha dado frutos. Relató que lo más difícil de su posición como dirigente, es cuando las gestiones no resultan. “A veces las autoridades lo agarran a veces no lo agarran, hay que tener paciencia no más para dirigir una institución”, aseveró.

De igual forma, puntualizó que va a jugar rayuela hasta que no pueda más, porque “es el deporte que yo más amo”.

Aunque relata que también jugó fútbol y boxeo, en este último incluso participó en un campeonato en el regimiento de Angol, pese a que fue sincero y dijo que “no era bueno ni malo, para qué voy a decir que gané no más”.

Relató también, entre risas que “cuando hice el servicio militar el año 65’ fuimos peleando de Angol, del regimiento Húsares y llegué hasta Osorno cortando cabezas y me acuerdo que en Osorno hasta ahí me llegó la carrera porque me salió otro mejor”.

Actualmente, Villablanca continúa como jugador, de 14 y 20 metros, con tejos de 860 gramos y no se pierde un solo partido.

Braulio es de los que cree que para ser dirigente, es necesario haber jugado rayuela, para así poder entender la disciplina a la que se representa.

Por último, dijo ser mitad angelino y mitad angolino, pues a pesar de que vive hace 40 años en Los Ángeles, aún viaja constantemente a su ciudad natal para visitar a su familia. 

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