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La Tribuna

Con violencia no hay desarrollo

por Zazil-Ha Troncoso

El día de ayer, y tal como señala hoy Diario La Tribuna, la comuna de Alto Biobío nuevamente fue escenario de un lamentable ataque incendiario que afectó de manera coordinada tres puntos del Fundo San Miguel, ubicado en Ralco.

La consigna: “No más centrales hidroeléctricas, forestales, fuera latifundistas”.

Los responsables, según firma la carta, Coordinadora Arauco Malleco, la misma a la que ciertas universidades le abren la puerta para que dé charlas. Otra vez. Junto con lamentar la precaria inteligencia policial –a la cual se le entregan importantes recursos del Estado precisamente para evitar que estos hechos ocurran, pero que, sin embargo, siguen sin procedimientos exitosos para capturar a los responsables–, hay que analizar un tema de fondo que es de suma importancia.

La provincia de Biobío, guste o no, es una ciudad destinada a la generación energética y, sobre todo, al rubro forestal. No es culpa del empresariado estar ubicado en esta zona, pues todas sus instalaciones cumplen con el marco regulatorio del país.

Por esta razón, es totalmente inaceptable que un movimiento de alta violencia de La Araucanía traspase los límites de nuestra provincia e infunda el miedo, el terror, y destruya las posibilidades de crecimiento y desarrollo de todos los habitantes de este territorio.

Usted puede tener su visión al respecto apoyando o criticando la “causa mapuche”, pero podrá compartir que las acciones de atacar un fundo, donde una familia tiene puesto todo su esfuerzo de años, matarle sus animales y quemar las maquinarias, no son el camino para buscar la paz en un país que se jacta de su democracia.

Este acto delincuencial sólo genera que el empresariado no quiera invertir en la zona, que se pierdan puestos de trabajos, que los turistas dejen de visitar los hermosos parajes de nuestra provincia. ¿Eso buscan? Sería inaceptable.

También es cierto que el Estado ha transformado la compra de tierras en un botín que huele muy mal por los procedimientos mediante los cuales se realizan estas acciones de traspaso por parte de la Conadi.

Los mapuches merecen respeto, sí. Pero los chilenos ya estamos aquí hace cientos de años y no nos vamos a ir y tampoco lo hará la industria. El país seguirá su camino hacia el futuro. Las utopías imposibles no pueden sostener el discurso, menos aún si va cargado de un mensaje de odio y violencia. 

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