¿Y tú & eres donante?

Esta semana, la Provincia de Biobío se conmovió con la historia de Cristian Henríquez, quien necesitaba un trasplante bipulmonar para seguir viviendo. Por su delicado estado de salud, el lajino llegó a ser prioridad nacional.

Grande fue la alegría de saber que ese ansiado donante había llegado, y más aún, de ser testigos del sorprendente avance que ha tenido, luego de la intervención.

Personalmente, tuve la oportunidad de conversar con él, a través de una videollamada, conmoviéndome enormemente al verlo viviendo la esperanza de renacer. Tal como lo espera su familia, ansioso de poder reencontrarse con su esposa e hija, la que con tan sólo 5 años, podría haber perdido la oportunidad de crecer junto a su padre.

Pero la vida quiso lo contrario, y lo cierto de esta historia, es que ahora Cristian tiene una segunda oportunidad de vivir, para ver crecer a su hija y disfrutar junto a sus seres queridos. 

Al ver su recuperación y pensar en el donante, lo primero que vino a mi cabeza, fue reflexionar sobre la familia de esa persona que seguiría viviendo en la vida de otro.

Así como salieron de su cuerpo dos pulmones, también los hicieron otros órganos con destino desconocido, pero que en definitiva están dando esperanza.

No siempre estas historias tienen un final feliz, muchos mueren esperando el donante, y es en este punto en el que me quiero detener: en el decidir ser donante y que tu familia respete cabalmente tal decisión.

Durante el último tiempo han sido masivas las campañas para incentivar a la gente a ser donante, mostrando experiencias de vida para crear conciencia, así la cantidad de personas que han decidido donar sus órganos ha aumentado considerablemente, también los trasplantes. Aún es un tema que está en discordia y mantiene más de una postura.

Cuando llega el momento de tomar la decisión de donar los órganos de un familiar recién fallecido, para muchos no resulta nada fácil.

Y por otro lado, tampoco desear la muerte de otra persona para poder salvar una vida genera alegría o satisfacción.

Este no es un tema fácil, para muchos resulta difícil de tratar, ya que se mezclan cuestiones emocionales y éticas.

Todavía falta camino por recorrer con respecto al tema, se debe seguir educando y -sobre todo- que al momento de tomar esta difícil decisión, los familiares respeten lo que uno decidió: regalar vida.