Caminar de noche

Muchos de los que están leyendo esta editorial, habrán visto inolvidables escenas del 7º arte, en donde sus protagonistas, caminaban por las calles de una nocturna ciudad, cantando, declarándose amor u otras cosas. Sin embargo, cuando esto se traduce a la realidad, poco de película tiene.

Salir de noche hoy en Chile o en Los Ángeles, es sólo para valientes. No se trata de alarmar a nadie, no es algo desbordado en materia de delincuencia, pero es un riesgo innecesario que pocos quieren correr.

Es muy fácil encontrar gente consumiendo drogas en la plaza e incluso utilizándola como motel. Luego, se camina al sector de calle Mendoza entre Lautaro y Orompello y, en esas cuadras, es tradicional ver la prostitución, peleas a golpes afuera de los bares o personas pidiendo dinero de mala manera.

La ciudad ha cambiado para mal en esta materia.

No es que sólo pase en Los Ángeles, esta misma situación y sensación de inseguridad, afecta a los santiaguinos, a los penquistas y a los vecinos de otras comunas como Laja, Nacimiento o Mulchén.

El accionar de Carabineros o la PDI, sin embargo, se ve. Hay policías en las calles, hay operativos y también detenciones importantes… pero llegan al poder judicial y entre el juez y los fiscales, todo se transforma en el circo de la puerta giratoria y sigue igual. ¿No están para hacer cumplir y velar por el bien común de la sociedad?

Cada semana, se reúnen en la Gobernación Provincial de Biobío, la máxima autoridad Luis Barceló, con los prefectos y fuerzas sociales, para analizar materias de seguridad. Se han dado pasos importantes y hay una voluntad gubernamental y policial de mantener una fuerte presencia que permita reducir la sensación de inseguridad que está latente en las poblaciones o calles céntricas de las 14 comunas.

Lo que claramente está fallando es la ley y quienes la ejecutan. Ellos son quienes están permitiendo que los castigos simplistas ocupen horas y tiempo pagado con el recurso de todos los chilenos, para montar un espectáculo en donde pareciera predominar el perdonazo a los delincuentes para no saturar las cárceles.

Es hora que los parlamentarios hagan leyes de calidad en esta materia y también que las fiscalías se pongan a trabajar en serio, porque sus investigaciones en muchas materias, son francamente una burla para los altísimos sueldos que se pagan a estos profesionales con dineros del Estado.