¿Qué es horrible: la foto, la palabra o el acto?

El fin de semana vivimos el que debe ser uno de los peores crímenes de nuestra provincia, uno que puede aumentar si el segundo agredido muere, tal como ocurrió con Carlos Seguel de 48 años.

Su amigo, de la calle, del frío y del hambre, del abandono y del olvido sigue mal, tiene 50 años y se llama Manuel López.

Ambos vivían en la calle y cuando el dinero les alcanzaba, pues lo pedían, lograban dormir en un albergue.

Más allá de lo horrible de la situación, sorprende ver las discusiones semánticas en torno a su condición.

¿Cuál es la diferencia entre una persona en situación de calle, mendigo y vagabundo? prácticamente ninguna, es más, el primero de los tres engloba los otros dos.

Una persona en situación de calle vive allí, se desplaza de un lugar a otro y la mayoría de las veces pide dinero, es decir, hace lo mismo que un vagabundo o mendigo.

Luego la imagen puede ser fuerte y muchas veces agresiva para nuestros lectores, pero las cosas malas deben conocerse como una forma de pedir que nunca más ocurran, como una forma de sensibilizar y sensibilizarnos.

El tema en el caso de los dos hombres agredidos por un par de desquiciados es lo que nos debe detener a pensar, luego tenemos debates sobre los significados y los significantes de las palabras, frases y oraciones.

Durante la madrugada del viernes, Carabineros logró la detención de dos jóvenes (16 y 18) pues un testigo los vinculó al crimen. Además su ropa estaba manchada con sangre. Si son ellos o no los responsables, debe ser la justicia quien lo sancione, nosotros sólo le contamos lo que ocurre.

Más allá de que sean los dos imputados los responsables es importante detenernos y analizar ¿qué tan enfermos están los agresores que fueron capaces de golpear a un igual hasta causarle la muerte?

¿Qué tan maduros o cuánto saben dos adolescentes de 16 y 18 años sobre la vida? (Si es que se comprueba su participación)

Nuestra justicia debe operar y salvo la existencia de enfermedades mentales o el consumo de drogas o alcohol en exceso podrían eximir (al o los asesinos) de haber actuado estando cuerdos.

No es labor de esta editorial analizar los escenarios y reconstruir la historia de Carlos, pero sí es nuestra labor advertir que existen personas que se salen se los márgenes o personas que no tienen límites. No se trata de alarmar a nuestros vecinos, se trata de tomar conciencia que nadie puede quitar a vida a otro ser humano bajo ningún punto de vista para ello existen los tribunales.

Es horrible lo que pasó, no se quede en el manejo de los conceptos, no se quede con una imagen, quédese analizando y buscando una fórmula para terminar con el odio a los otros, eso, para nosotros es lo realmente importante.

Un abrazo a Carlos.