Las osamentas, las demandas y las obras del ex internado del Liceo de Hombres

Claramente la construcción del nuevo centro cultural para la ciudad de Los Ángeles ha sido un proyecto difícil de concretar.

Los fondos fueron adjudicados el mismo día que se entregaron para las obras del Teatro Regional de Concepción y si uno observa, todo parece indicar que la Presidenta lo dejará inaugurado antes de terminar su mandato la próxima semana, mientras aquí, en la capital provincial aún no pasa nada.

Esto no es responsabilidad única del municipio. Pues la burocracia para traspasar el terreno desde Educación a Bienes Nacionales para que este pueda finalmente entregárselo a la municipalidad, fue un engorroso trámite que retrasó todo.

Luego, vinieron las acciones judiciales que detuvo la obra por varias semanas, retrasándose nuevamente la iniciativa.

Y, la guinda de la torta, cuando ya todo parecía avanzar, se encuentran los restos humanos y elementos de larga data, que frenan todo otra vez.

Existen voces a favor y en contra de la remodelación que está recibiendo el otrora espacio educativo, pero lo cierto es que las acciones ejecutadas ahí, han estado cargadas de complicaciones y retrasos.

Hay que destacar, que el poco patrimonio histórico que le va quedando a la ciudad de Los Ángeles, no se le ha dado la importancia que merece. Hemos visto con las décadas, como casas, edificios e iglesias de gran valor cultural, han sido derribadas para instalar bancos, estacionamientos o comercio, sumado a los desastres naturales que colaboran con esto.

Un pequeño grupo de arquitectos, historiadores y ciudadanos de las más diversas corrientes políticas, son los únicos que parecen preocupados por preservar aquellos elementos que forjaron la ciudad. Parece que la modernidad y lo desechable, se ha instalado en la sociedad angelina, sin que muchos presten mayor atención al entorno y su valor.

Hoy el ex internado del Liceo de Hombres, el edificio O’Higgins, la Casa de la Cultura, la Plaza Pinto y la Laguna Esmeralda, son parte del legado que aún se resisten a morir.

   

Tanto la administración municipal, como el Gobierno, tienen una misión de rescatar aquello que otros líderes y ciudadanos levantaron con esfuerzo y con las ganas de una provincia que vea llegar el progreso y el desarrollo.

Hagamos honor a los antepasados y busquemos los caminos que permitan generar una simbiosis entre el rescate patrimonial y la modernidad, donde una, no pueda vivir sin la otra.