Es fácil culpar de todo a los medios de comunicación

Ayer lunes, el general director de Carabineros, Bruno Villalobos, presentó su renuncia al cargo, y publicó un video de más de 4 minutos, acusando a las personas en las redes sociales y a los medios de comunicación de difundir informaciones de manera irresponsable y falsa.

Esta absurda defensa atacando a los profesionales de las comunicaciones no es primera vez que ocurre. El fraude multimillonario al interior de Carabineros de Chile o la vergüenza nacional que significó la fallida Operación Huracán no son ideas antojadizas de los medios de comunicación. El clima de desconfianza no se instala por culpa de las radios, diarios o la televisión, y eso es algo difícil de entender.

El deber de un medio de comunicación es dar a conocer la verdad de los hechos, sin embargo, quienes se encuentran involucrados en los asuntos turbios que fiscalizan los periodistas no lo entienden de esta manera.

Pero, el general Villalobos no es el único que piensa así. A nivel provincial, muchas veces se acusa a este u otro medio de querer sabotear las administraciones comunales o gubernamentales, sólo por el hecho de publicar noticias que al poder no le gustan.

¿Acaso estas personas creen que un periodista, que pasó por aulas universitarias, vendería su ética profesional solo porque un jefe se lo ordena? Creer que eso es posible es no entender la profesión de las comunicaciones.

El periodista tiene un rol social muy activo que es, precisamente, investigar, evidenciar ante la opinión pública las necesidades de la gente, denunciar la corrupción y exigir respuestas, sólo con el objetivo de contribuir al bien común de la sociedad. Si bien detrás de este profesional hay una necesidad de vivir de esto, si transgrede sus principios por razones oscuras, simplemente, es una persona que no vale nada.

El general Villalobos pide en su video un perdón muy blanco respecto a los graves hechos ocurridos y olvida que bajo su mando se desmoronó por completo el prestigio de esta entidad.

Claramente, no todos los carabineros son delincuentes. Existe una gran mayoría de uniformados que persiguen en esta forma de vida el respeto a la ley, el compromiso social y la lucha contra la delincuencia y el narcotráfico.

No obstante, no es excusa responsabilizar a otros por el clima que se ha generado debido al nivel del desfalco en la institución por parte de integrantes de sus filas.

El nuevo general director que asuma este rol tendrá una gran tarea: limpiar la institución de todo aquel que se encuentra en ella para utilizarla para sus mezquinos intereses y no el de la sociedad, que antes se sentía orgullosa a nivel mundial de sus carabineros. Eso costará mucho recuperarlo, pero, con un liderazgo sólido, no cabe duda que se logrará.

La labor de la prensa es seguir informando lo que pasa, moleste a quien le moleste, porque sin periodismo, sin medios de comunicación o sin redes sociales, probablemente, la impunidad se tomaría cada rincón de la institucionalidad pública y privada.