Transporte escolar seguro, una garantía para todos

Hace pocos días muchos, ciudadanos fuimos testigos de la falta de rigurosidad de un transportista escolar, quien en un descuido olvidó en su vehículo a uno de sus pasajeros que se había quedado dormido en una de las butacas traseras.

Al despertar, el menor cayó en una aparente desesperación y con el paso de las horas comenzó una agonía de la que fueron testigos transeúntes que a esa hora transitaban por el lugar. Después de realizar lo necesario para sacar al menor desde el vehículo, se procedió a trasladarlo hasta un centro médico donde se pudo constatar lesiones. Afortunadamente, el pequeño no sufrió ningún daño y fue encontrado por sus padres.

Este hecho preocupante, aunque afortunadamente sin consecuencias más lamentables, nuevamente abre el debate sobre la fiscalización y requerimientos para los conductores de transporte escolar.

La divulgación del suceso generó que cientos de padres y autoridades tomaran cartas en el asunto sobre el rigor de las fiscalizaciones y las obligaciones que debe exigirse a los transportistas que dedican su tiempo a cumplir esta labor.

En este contexto, son cientos los trabajadores que hoy deben participar de inspecciones rigurosas que para algunos son un trámite innecesario, pero para la mayoría representa el principal seguro de una vida inocente.

La existencia de este oficio es tan necesaria que, sin él, la vida actual sería prácticamente imposible para una buena parte de la población. Su cumplimiento, en tanto, es un trabajo tan delicado que se deben extremar todos los resguardos para prevenir este tipo de accidentes. Solo de esta manera los transportistas podrán garantizar la protección y cuidados que a ellos se les encarga de manera diaria.

Puesto todo esto, se trasforma en una garantía de seguridad para los padres estar al tanto de quiénes son los que entregan este servicio.

Por ello, una buena medida es que los guardadores y padres siempre sepan de la llamada “hoja de vida” de quienes transportan escolares y quienes trabajan como sus asistentes, puesto que de ellos depende la seguridad de los menores, son las personas que van a su cargo. Además, es necesario mantener comunicación constante con estas personas, quienes siempre deben mantener consigo colaboradores.

Por último, la necesidad de la función evaluadora es una urgencia y esto es fundamental para todos, puesto que en ello se deposita una vida.