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La Tribuna

La historia de las vendedoras de humitas de la calle Colón

por Marcela Vidal

El proceso de producción de este plato típico comienza a las 4 de la madrugada para llevarlas a la venta en pleno centro angelino.

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“Nosotros somos como hormiguitas. Trabajamos mucho en el verano, para tener en el invierno”, explicó Sandra Bravo, la dirigente de la agrupación de mujeres que hace más de una década se dedican a la venta de humitas y pastel de choclo, en el centro de la ciudad.

Este grupo, que no deja indiferente a nadie por su tentador aroma, está compuesto por alrededor de 22 mujeres angelinas que comercializan estas comidas típicas de verano, donde diariamente llegan muy temprano con sus humeantes productos, que tienen un gran número de clientes preferenciales.

Sobre su trabajo, estas emprendedoras explicaron que a pesar de ser sacrificado, es el sustento del hogar, puesto que gracias a ello de manera anual logran aportar en sus hogares un importante ingreso, que las ayuda a mantener a su familia, criar a sus hijos y paliar importante parte de sus deudas durante el invierno.

Esta temporada comienza en diciembre y se extiende hasta finales del mes de marzo. Desde ese día, este grupo comienza a presentarse de manera diaria en la avenida Colón.

Allí se distribuyen con impecables y pulcros canastos, además de bellos delantales blancos, con el fin de entregar la mejor presencia.

“Nuestra prioridad es que siempre todo se vea impecable, por eso necesitamos vernos bien y que las personas sientan la confianza para adquirir estos productos” explicó Flora Cárdenas, una de las mujeres que lleva casi su vida entera en este proceso.

UN TRABAJO PARA SOSTENER EL HOGAR

Los productos de estas angelinas, se venden entre las nueve de la mañana y las 16 horas, con gran adhesión de público, quienes generalmente llegan a la hora de almuerzo, en búsqueda de su vendedora favorita.

Sobre su trabajo, cabe señalar que si bien estas mujeres se ubican en el mismo lugar, cada una trabaja una cantidad importante de productos en su casa de manera independiente.

Flora cárdenas, es una mujer mayor, ella explicó a La Tribuna que toda su vida ha trabajado en la elaboración de humitas, esto le ha permitido entregar un importante ingreso anual a su familia hace ya varios años.

Flor agregó que esta es su labor de vida y “lo bueno de este trabajo, es que la gente reconoce los buenos productos que nosotras hacemos. Yo también entrego humitas en Huaqui y siempre me vuelven a hacer más pedidos. He llegado a vender hasta 14 docenas”.

Otra de las vendedoras de este suculento plato de verano, es su hija, Emelina Cárdenas, quien explicó que este trabajo ha sido de gran importancia en su vida y a pesar que es sacrificado, lo aprendió de su madre y por ello es muy valioso.

En tanto la representante de esta agrupación, Sandra Bravo, explicó que gracias a ello ha podido criar a dos hijos y que este sacrificio vale cada minuto, puesto que diariamente se esmeran por entregar un buen producto, para que sea reconocido.

“Nosotras trabajamos por la necesidad que hay el invierno, ya que en esa temporada escasea el trabajo para nuestros maridos, por ello guardamos lo que ganamos acá”, explicó Sandra.

VERANO: UNA JORNADA DE TRABAJO AGOTADORA

La jornada laboral para estas mujeres comienza cerca de las cuatro de la madrugada, con el proceso de moler esta pasta y luego proceder al armado, tanto de humitas como pasteles.

Flora explicó, que su esposo se levanta temprano diariamente para ayudarla con los preparativos, luego llenan las humitas con ayuda de sus hijas cerca de las 5 de la mañana y luego continúa el proceso de cocción.

Posterior a esto, se acomodan en los canastos y llega hasta la avenida Colón, donde las mujeres se disponen a vender su trabajo, el que les ha costado mucho esfuerzo.

“Este proceso es de mucho trabajo, pero yo doy gracias a Dios tengo el apoyo de mi familia, ya que aquí se necesitan muchas manos para la venta de éstas” dijo Flora.

La venta de dichos productos, va desde los $1.500 pesos y los pasteles de choclo tienen un valor superior ya que su proceso es más extenso y contiene mayo cantidad de ingredientes, por ello siempre las personas reconocen su trabajo.

Las mujeres agregaron que su permiso continúa hasta mayo y hasta esa fecha, esperan seguir con el proceso de venta y elaboración, ya que los tiempos han cambiado y hoy disponen de un espacio seguro para vender.

“Hace muchos años teníamos que escapar de los carabineros, porque no teníamos autorización, pero hoy estamos en un lugar autorizado y eso lo vamos a aprovechar, porque el invierno es duro” agregó Sandra, quien al igual que las otras 20 mujeres, espera cerrar un gran año.

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