Un premio esquivo

El pasado 4 de marzo, esa difícil probabilidad de ganarse un premio millonario, recayó en un angelino, Javier Zapata.

Sin embargo, su historia es digna de un capítulo del extinto programa “La vida es una Lotería”, que se emitiera entre 2002 y 2005 en Televisión Nacional de Chile. Esto, por la sencilla razón que extravió el cartón hasta que lo encontró en la basura y prácticamente destruido. Esa remota posibilidad de recibir 2.480 millones de pesos, se esfumó.

El día de ayer, Lotería de Concepción confirmó que no tienen las condiciones que les permita pagar el premio, ya que en sus normas del juego dice claramente que “el cobro de premio podrá hacerse efectivo presentando el recibo ganador de manera íntegra, es decir, que no presente ilegibilidad, mutilaciones u otras alteraciones que no permitan validar el premio. Si hubiere dudas sobre la autenticidad del recibo presentado en el cobro, no se pagará el premio hasta comprobar fehacientemente tal autenticidad”.

La comunidad no ha permanecido ausente y la noticia del ganador, ha penetrado en las familias de todo el país, ocupando espacio importante en todos los medios de comunicación del territorio, donde la mayoría de la gente se manifiesta señalando que Lotería debe pagar el premio. Ese sería el final feliz de la historia. Sin embargo, para la empresa, sentar un precedente así, generaría una reacción a futuro donde cualquier persona podría cobrar el premio aduciendo daños en sus cartones.

Muy pocos dudan de la historia de Javier, pero lamentablemente, en la sociedad en que vivimos, hay que tenerlo como opción, debido a que en nuestra cultura, son pocos quienes se comportan a la altura de la ética y el respeto por el entorno, la ley y las normativas.

Javier hoy tiene una misión muy grande, la de dar la lucha judicial si está convencido que es el ganador de los 2.400 millones de pesos del Kino. Si él está seguro, no puede rendirse. Claramente la teleserie no ha terminado.

Claramente el azar ha abusado de su definición y hoy, nuevamente un juez será quien determine si la vida de este humilde angelino cambia para siempre o si sigue igual.

Lo cierto, es que este episodio, sea cual sea el desenlace, dejará marcada a esta familia y necesitarán el apoyo desinteresado de las verdaderas personas que los quieren y no de esos interesados que buscan obtener dividendos de él.

El premio, claramente es uno de los más esquivos de la historia.