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Daniel Cuevas Fuentealba: de menos a más en la vida y en la política

por La Tribuna

La necesidad que ha tenido toda la vida por ayudar a las personas lo llevó a crecer en materia política, conservando siempre la humildad y altura de mira.

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María Paz Rivera Arévalo

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Oriundo de Coronel y amante del campo, Daniel Cuevas es un hombre que ha pasado su vida luchando contra la injusticia de la vida y el sistema, para ayudar a las personas que se encuentran en situaciones más desafortunadas.

Nació el 22 de julio de 1956 en Coronel, es hijo de una familia de 10 hermanos –tres mujeres y ocho hombres-, de los cuales sólo ocho de ellos están con vida.

Daniel creció en un ambiente de unidad, cariño y compañerismo, debido a que se crió en una casa llena de niños que corrían y jugaban diariamente.

La relación con sus hermanos, según lo que él dice, es muy cercana. Actualmente se visitan cada cierto tiempo, y a pesar de que no todos son hijos del mismo padre, se aman, se cuidan, y se respetan.

“Todos los hermanos somos cercanos, somos bien unidos, nos juntamos siempre cuando alguien está en problemas. Hacemos una reunión de familia para conversar y ver cómo podemos ayudarnos”.

Daniel viene de una familia que no contaba con muchos recursos, debido a eso, cuando él era muy pequeño su madre que en ese entonces estaba casada con su padre biológico, accedió a venirse a Los Ángeles en busca de mejores oportunidades de trabajo.

Al llegar a la comuna, por primera vez Daniel y sus hermanos fueron al colegio, ingresando a primero básico en la escuela que en ese entonces se llamaba, escuela superior Nº 1. A raíz de la falta de oportunidades que habían tenido antiguamente, él y sus hermanos entraron desnivelados a primero básico, teniendo todos distintas edades.

CRECIMIENTO

Daniel describe su infancia como una etapa linda de su vida, recuerda que siempre estuvo rodeado de amigos, que disfrutaba mucho del campo y que su vida fue igual como la de cualquier niño.

Cuando salió de octavo ingresó a estudiar junto a sus hermanos que estaban en el mismo curso, al Liceo Comercial, que en esos años se llamaba Instituto Comercial. Allí sacó la carrera de contador general que fueron cuatro años de estudio más un año de tesis.

Fue en esa etapa de su vida cuando Daniel conoció la política y se enamoró profundamente de ella. Tenía 15 años, estaba estudiando en el liceo, pero era tan sociable que tenía amigos universitarios, mayores que él, fueron ellos los responsables de impartirle estos conocimientos de los cuales se aferró el resto de su vida.

“La política entró a mi vida como a los 15 años, recuerdo que estaba en el Comercial y las protestas y uno poco entendía ese tema a los 15 años uno más bien andaba ahí por los amigos, digamos más haciendo desorden que teniendo conciencia de lo que estábamos haciendo. Pero después fui madurando, leyendo, conversando y logré entender el sistema de la política en Chile”.

Daniel no nació en una familia con participantes políticos, es más, según lo que él menciona, su familia es pequeña y creció al momento en que su madre tuvo hartos hijos, por lo tanto le llevó tiempo lograr entrar de lleno al sistema político y también hacer entender a su familia de la decisión que él estaba tomando.

El liceo le facilitó el camino porque en esa época tenían programas de voluntariados en los que él participó y logró ir conociendo cada vez más de lo que era ayudar a las personas, luchar por sus derechos y buscar maneras para mejorar situaciones que tenían solución pero que quizás no se les daba la importancia que merecen.

“salimos jóvenes, dos o tres de distintos liceos y ahí nos juntábamos a ayudar. Entonces después uno a esa edad empieza a explorar los distintos partidos políticos, que en ese entonces habían muchos, y uno va tomando opciones ahí”.

PASIÓN POLÍTICA

A la edad de 15 años, un jovencito, Daniel toma la decisión de pertenecer al partido político conocido como MAPU (Movimiento de Acción Popular Unitaria), que fue un partido de izquierda que se formó de la escisión de un sector de la democracia cristiana, desde ahí no salió nunca más.

“Anduve deambulando por varios partidos, en muchos de ellos me quisieron hacer un carnet, pero yo después de deambular por todos en una conversa que tuve con jóvenes universitarios comencé a entender algunas cosas que siempre hablaban y que yo no entendía, me aclararon dudas del sistema y de lo que significaba. Entonces yo miré la realidad y dije claro hay que solucionarlo”.

Un tiempo después de eso, fue el golpe de Estado en el país, del cual Daniel formó parte de alguna forma. Recuerda claramente que a su hermano lo detuvieron injustamente, igual que a cientos de chilenos.

“Yo no sé por qué nosotros nos salvamos, porque en ese entonces no había diferencia si tú estabas en un partido o no, el hecho de que ya tuvieras características de liderazgo ya eras parte de persecución, como un poco le pasó a mi hermano que también estuvo detenido sin que fuera una persona violenta o que estuviera por la lucha armada”.

Daniel recuerda claramente cómo fue todo ese proceso, en donde tuvo que andar con sus amigos reuniéndose de manera clandestina y siempre cuidando sus espaldas, ya que además de estar inmerso en la política, su madre no lo sabía, entonces ahí ya tenía dos cosas por las que preocuparse.

“En dictadura tuvimos que estar casi en la clandestinidad, ahí reuniéndonos con los amigos en algunas cervezas viendo cómo íbamos a enfrentar y a sobrevivir en la dictadura, no pensando que nosotros íbamos a hacer una confrontación armada, sino que viendo cómo íbamos a mantenernos y resistir la dictadura”.

Todos estos procesos y etapas de la vida Daniel las vivió con su hermano Juan Carlos, quien también era político y que falleció el año pasado producto de una fuerte diabetes.

Tras el golpe militar Daniel siguió con su vida, trabajando en contabilidad, a los 25 años conoció a la mujer que hoy es su esposa y con quien se casó cuando tenía 30.

Producto de su matrimonio nacieron tres hijos -dos hombres y una mujer- que hoy son su orgullo, pues de manera independiente cada uno logró alcanzar sus metas y hoy gozan de una vida profesional haciendo lo que les gusta.

Mientras el tiempo pasaba y las cosas continuaban, Daniel siempre tuvo tiempo para la política, cosa que llenaba su vida, las reuniones con personas que necesitaban ser escuchas, entendidas y ayudadas, fue lo que muchas veces le trajo problemas en su vida matrimonial, pero que él continúa hasta hoy haciéndolo.

En 1989 formó parte del partido por la democracia (PPD), en ese partido fue donde creció en materia política, ya que fue presidente comunal de Los Ángeles, presidente de la provincia del partido varias veces, delegado del consejo nacional, para años después llegar a ser consejero regional.

“Llegue a ser consejero, yo creo que casi por el azar, porque antes los consejos los elegían los concejales. Todos los concejales de la provincia de Biobío se constituían como colegio electoral y elegían a los consejeros regionales. Yo recuerdo que había un consejero que quería ser candidato a alcalde entonces quedó el cupo ese y a mí me lo ofrecieron”.

Daniel estudiaba, trabajaba y era padre de familia. A sus 40 años se tituló como ingeniero en ejecución de administración de empresas, y quizás se llenó de conocimiento, pero lo que más destaca en su carácter es la solidaridad de su corazón, el coraje y la resistencia que pone en cada situación con el objetivo de ayudar a personas que lo necesitan.

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