No todos los casos terminan así

En medio de un agitado día de visitas oficiales a la región se desarrolló en la provincia de Biobío, específicamente en la capital, un juicio que enfrenta a una víctima de femicidio frustrado con su agresor.

Allí se relató una situación de por si dramática y a la vez impactante: fueron 18 las puñaladas con las que un joven intentó acabar con la vida de su mujer. Por las razones que sean, nada justifica ese nivel de violencia. Sin embargo, la víctima, que estuvo hasta en riesgo de perder la vida, una vez recuperada fue a visitar al padre de sus hijos y su cuasi homicida, a la cárcel.

Esto no se trata de una novela, ni tampoco de un caso de matinales: es la vida real. La vida misma, que se puede ver en cualquier casa de Los Ángeles o de alguna otra comuna.

Ojalá que el caso de esta mujer y su valentía al relatar su testimonio sea una lección que observen y aprendan todas las víctimas de violencia, tanto psicológica como física, y también que no importen la edad o el sexo a la hora de alertar, sino no guardar silencio o naturalizar hechos como estos. Es vital no dejar de denunciar ante los organismos respectivos casos de vivencia personal, y también los que veamos en nuestro entorno.

Desnaturalizar la violencia en las relaciones familiares, en la pareja e incluso en el trabajo, es tarea de todos, no tan sólo de los organismos que pueden recibir la denuncia o los que nos pueden proveer ayuda en caso de ser las víctimas. Aunque se burlen de usted, no le crean o traten de silenciar su verdad, hay que defender la integridad de cada ser humano.

Esperamos no volver a ver casos como el de esta mujer, que aparte de ser víctima, se convirtió en un ejemplo de fuerza para no dejar pasar una situación así. La forma de aprender esta lección casi le costó la vida.