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Vendedora de Kiosco "Delicias Maná" sufre crisis de pánico tras robo durante la noche

por María Paz Rivera Arévalo

"Delicias Maná" de Los Ángeles que se caracteriza por su buena atención con productos caseros y naturales.

Kiosko delicias maná / La Tribuna

Este fin de semana, al tradicional kiosco "Delicias Maná" ubicado en pleno centro de la ciudad de Los Ángeles - la calle Valdivia, entre Colo Colo y Lautaro-, desconocidos le forzaron sus candados para llevarse cerca de 200 mil pesos.

Para su propietaria, no solo se trató de un delito sino que también sembró el miedo y la inseguridad para su emprendedora.

Ella es Alicia Bascuñán, de 59 años, casada y con 4 hijos. Vive Los Ángeles y hace 8 años que atiende el tradicional local del centro de la ciudad al que ella, gracias a carisma y atención, le ha forjado una identidad con el paso de los años.

Como cualquier lunes, Alicia se levantó de madrugada para ir a su "querido" trabajo, lugar donde ella alberga recuerdos y vivencias que han marcado su vida. A las 9 de la mañana, cuando llegó a abrir el local para ofrecer las "delicias" a los angelinos, encontró que el candado estaba forzado, las cajas afuera y la puerta sin seguridad.

De acuerdo al relato de la vendedora, lo primero que sintió fue miedo, miró para todos lados y se sintió amenazada por desconocidos. "Te rompieron lo más importante, la confianza. Aquí estás todo el día, ves a alguien y no sabes si fue ese o el otro, entonces ves delincuente por todas partes", explicó.

Producto del shock y miedo, a la señora Alicia le dio una crisis de pánico. "Estaba sola, me dio una crisis de pánico, es complicado porque aquí está tu trabajo y de ver que hoy nadie piensa en otro", comentó. Si se le pregunta qué hizo, sólo recuerda que su primer impulso fue llamar a carabineros y "confiar en Dios".

Conforme a lo relatado por la emprendedora, fueron más de $200 mil pesos robados, principalmente en mercadería (aguas minerales, bebidas energizantes, jugos, otros), más dinero que tenía guardado en una caja para dar vueltos, además de los destrozos en el kiosco. "No son sólo las 200 lucas en cosas, hay que traer un maestro que haga todo de nuevo, tienes que comprar todo el material de nuevo".

DELICIAS DE MANÁ

Este local vende productos caseros, y saludables, como pan integral, galletas (de avena, coco, mantequilla, otros), frutos secos, aguas, entre otros. Las más conocidas son sus galletas de avena, preferidas por quienes transitan esas calles a diario.

El kiosco es pequeño y acogedor. La señora Alicia lo mantiene ordenado y limpio que ella misma lo llama "mi rinconcito". Pese a que el lugar no es de su pertenencia, esta mujer trabajadora lo siente como su lugar especial: "este es el rinconcito donde he pasado de todo acá, para mí es súper importante", señaló.

"Un día tenía un ‘pisito’ ahí y un caballero venía tan mal que me dijo si se podía sentar, le respondí que sí. Con el tiempo volvió el caballero que había ido a operarse a Santiago porque tenía un cáncer de próstata y me decía que ese asiento le había salvado la vida", recordó.

Esa es la identidad que la señora Alicia le ha otorgado al kiosco Delicias Maná, un lugar acogedor, cálido en donde las personas no sólo encuentran productos, sino también atención, afecto, palabras de ánimo y, muchas veces, un ‘un hombro para llorar’.

"Aquí pasa mucha gente que de repente te toca el corazón, porque anda tan mal a veces y llega acá y estoy yo. No sólo les vendo el pan, la galletita o el fruto seco, siempre estoy para lo que necesitan", apuntó la señora Alicia.

Por esa razón la señora Alicia llamó a las autoridades a que refuercen la seguridad en las calles para que estos locales puedan seguir trabajando sin miedo ni inconvenientes. "Aquí atrás de mí hay una cámara de seguridad, y me gustaría que funcionara. El gancho del árbol tapa la visión para acá, hace mucha falta otra cámara, por último en la esquina de la plaza".

Hasta el momento, se desconoce quién fue el autor de este robo, pero la señora Alicia, una mujer de mucha fe, comentó que: "Confío mucho en Dios, yo me levanto en las manos de él y, en el fondo, también digo que Dios estuvo acá en el momento del robo porque la gente pudo llevarme todo. Uno tiene que ponerse en las manos de Dios en la mañana, sin él no somos nada".

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