Se dice que su origen es europeo y que su nombre proviene de los árabes, aunque desde hace cientos de años que la sopaipilla se siente como una preparación 100% chilena. Es por ello que cada 10 de julio se conmemora en nuestro país el Día de la Sopaipilla Pasada, una preparación clásica de invierno que ayuda a capear en familia los días de frío y lluvia.
¿Por qué esta fecha? Porque se dice que la preparación arribó ese día al continente durante el Siglo XVIII.
Hoy la sopaipilla se come a cualquier hora del día: al desayuno, al almuerzo, a la hora de once o también en la comida y con distintos acompañamientos.
Por ejemplo, de acuerdo con la encuesta 5C de Cadem de principios de junio, un 74% de los encuestados afirmó comer sopaipillas durante los días de lluvia. De ese grupo, un 34% señaló que la sopaipilla pasada con chancaca es su favorita.
Una buena preparación de sopaipillas sí o sí debe llevar zapallo en su receta, de esa manera se diferencia de una masa tradicional.
También debe incorporar manteca, aunque para que personas veganas también puedan disfrutar de su sabor, este ingrediente se puede reemplazar por aceite. Se recomienda también agregar sal cuando se esté preparando la masa de las sopaipillas y, luego, freírlas en una olla con aceite caliente (no humeando) donde la masa quede cubierta por completo. Para la mezcla de chancaca, se debe calentar en una olla hasta que esta se disuelva completamente y empiece a ebullir.
Es en ese momento cuando se deben incorporar las sopaipillas. Para dar sabor, depende de cada paladar: cascara de naranja si se le quiere dar un toque ácido, canela, clavo de olor o vainilla si se busca algo más dulce, aunque queda a criterio de cada persona. Con estas recomendaciones, los expertos aseguran una correcta preparación de la clásica sopaipilla pasada.
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