"La verdad es que es difícil hablar de esto como tan lindo", comenta Camila Bustamante al finalizar el relato de su experiencia con el cáncer de mamas.
Ella, a sus 34 años, pasaba los días dedicada a su familia, su hija de tres años y a un emprendimiento de bienestar ubicado en Villa España de Los Ángeles. Con una rutina establecida, rodeada de amor y tranquilidad, por su mente no pasaba el tener que enfrentarse al cáncer.
Sin embargo, en septiembre de 2023 Camila recuerda que cuando se cambiaba de ropa en el trabajo, vio una pequeña mancha café en la piel de uno de sus senos. Apurada como estaba, pensó que le había caído helado de chocolate en la piel y sin darle más asunto, se vistió y continúo con su jornada.
Dos días y varias duchas después, la mancha seguía ahí: "A los dos días después, veo la misma mancha en el mismo lugar y fue como "ih", me apreté el pezón como sacando leche para ver qué pasaba y me salió un líquido negro, medio rojizo", recordó.
Inmediatamente Camila se preocupó, pues además en esos días se iba con su familia de vacaciones a Punta Cana: "Dije, qué hago, tengo que tener una respuesta rápida, así que le hablé al ginecólogo y me envió de vacaciones con unos medicamentos, por si era una mastitis que había estado ahí mucho tiempo".
La idea no le pareció tan alejada de la realidad. Anteriormente tuvo mastitis debido a que la lactancia de su hija fue breve.
Camila tomó sus medicamentos y se fue de vacaciones, desconociendo que a la vuelta del viaje le esperaba una noticia que requeriría de toda su resiliencia.
Sin olvidar lo pendiente, la joven apenas regresó de sus vacaciones fue a ver a su médico de confianza, Emilio Sandoval, quien le tomó muestras del líquido que secretaba. Como no arrojó nada, le siguieron más exámenes hasta que un test mostró BI-RADS 3, lo que hace referencia a un hallazgo.
Ese día Camila tomó su resultado y por medio del Cesfam efectuó una interconsulta en el hospital de Los Ángeles.
Lo doloroso y molesto del examen no fue nada en comparación al resultado del mismo: Camila tenía cáncer en etapa dos en la mama izquierda.
Con el diagnóstico claro, los médicos hicieron un test genético para ver la complejidad del caso. Cami tenía antecedentes familiares de alta carga, por lo que decidieron hacer una mastectomía total bilateral con reconstrucción.
"Los resultados llegaron a las tres semanas, diciendo que se debía volver a operar, sacarse lo que había y hacer un raspaje ya que quedaron unos milímetros de células cancerígenas. El 8 de marzo me volvieron a operar y ya en la segunda biopsia salió todo bien".
Sin embargo, como el cáncer no era en tumor, sino líquido, a la joven la dejaron con tratamiento de quimioterapias preventivas para evitar que avanzara a alguna otra parte del cuerpo, considerando su alta carga genética y las probabilidades que avanzara al útero.
Entre el oscuro panorama que esta familia enfrentaba, su hija Camila y su pareja, la rodearon de amor, positivismo y ganas de salir adelante.
Por eso, recuerda y destaca la atención de la unidad de patologías mamarias quienes en las palabras de Camila "se portaron un siete".
Cuando se habla de cáncer, la quimioterapia está siempre presente. Se le teme, se le intenta rehuir pero, finalmente, es a lo que todo paciente debe llegar para tratarse y optar por una recuperación. Así es para Camila, que actualmente está iniciando con su nuevo ciclo de dicho procedimiento.
Así fue el comienzo de Camila en este proceso de quimioterapias preventivas. Actualmente están iniciando un segundo ciclo, con nuevas drogas y dosis que constarán de 12 sesiones.
En su relato, Cami reconoce que el proceso ha sido difícil, pero que ha aprendido a vivir, a ser feliz, y apreciar cada instante y cosa que le regala la vida.
No hay duda de lo agresivo del cáncer, aun cuando la vida te permite luchar contra él y buscar opciones para sanarte; los tratamientos dolorosos, el gasto emocional, miedo, y un sinnúmero de cosas pueden convertir el vivir en una tortura, pero cuando rescatas lo positivo y luchas, dice Camila, el proceso se vuelve más llevadero.
Para Cami aún queda harto por hacer, tiene pendiente sus quimios, los tratamientos hormonales y otros procedimientos, pero la valentía en su espíritu, el amor por su familia y la pasión que le despierta la vida, son el motor que todos los días la encamina a un futuro sin cáncer.
Camila decidió compartir su historia para que todo aquel que la lea sepa el coraje y determinación que fluye por las venas de una paciente oncológica.
![]() |
||||
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
![]() |
¿Quieres contactarnos? Escríbenos a prensa@latribuna.cl
Contáctanos