Un problema que ha persistido por más de 20 años sin soluciones definitivas, es la emergencia sanitaria que enfrentan los residentes del sector Unión Porvenir de Trupán Bajo en la comuna Tucapel, debido al recurrente colapso de la fosa séptica comunitaria.
El presidente de la junta de vecino del sector, Martín Fernández, explicó que dicha fosa recibe las aguas servidas de 59 viviendas del sector. Aunque inicialmente funcionaba con un estanque, después de cinco años debió crearse un drenaje con piedras y tubos.
"Este sistema solucionó el problema durante un tiempo, pero ya tiene más de 15 años y ha comenzado a presentar fallas. Hace tres años que el drenaje no está funcionando correctamente, lo que ha causado el colapso del sistema".
Vecinos relatan que la primera vez que la fosa reventó fue hace dos décadas, afectando gravemente a los hogares cercanos al pasaje El Roble. Desde entonces, se han realizado intentos de mitigación, como la instalación de nuevos drenes y la elevación de la fosa principal, pero el problema persiste.
De acuerdo al relato, el colapso del sistema a lo largo de los años ha generado serias consecuencias sanitarias, incluyendo la proliferación de plagas de ratones y moscas, además del desborde de aguas servidas en las calles y terrenos de las viviendas.
Además, los afectados han señalado que, a pesar de las constantes solicitudes y gestiones de los dirigentes vecinales, las soluciones ofrecidas por las autoridades solo han sido paliativas.
"Siempre nos dicen que se hará un proyecto, pero nunca se concreta. No queremos seguir esperando otros 20 años más mientras seguimos viviendo en estas condiciones", expresó un vecino afectado.
Por su parte, el presidente de la Junta de vecinos aseguró que la solución para instalar una planta de tratamiento de aguas servidas que permitiría procesar los desechos de manera adecuada.
Francisco Herrera, director de Obras del municipio de Tucapel, explicó que la fosa, construida hace años como solución habitacional, ha sido sobrepasada por el tiempo y el mal uso.
Desde 2017, la municipalidad ha incrementado la extracción de aguas residuales, pasando de 10.000 a 100.000 litros mensuales, a un costo asumido por el municipio.
En un intento por entregar una solución definitiva, la municipalidad formuló un proyecto para construir una planta de tratamiento de aguas servidas, utilizando un terreno municipal con descarga aguas abajo de Trupán. Sin embargo, un recurso de protección interpuesto por el Comité de Agua Potable Rural (APR) detuvo la iniciativa, argumentando posibles riesgos para la captación de agua potable en caso de un megaterremoto.
"El proyecto estaba diseñado para evitar complicaciones, pero el recurso del APR ha retrasado todo. Es fundamental llegar a un acuerdo para avanzar", afirmó Herrera.
El pasado 19 de enero, la fosa volvió a colapsar, obligando a los vecinos a pedir ayuda urgente. Aunque el municipio envió un camión para vaciar parte del sistema, la emergencia persiste.
Los residentes insisten en la necesidad de que las autoridades locales, en conjunto con el municipio y el APR, retomen el proyecto de la planta de tratamiento para resolver definitivamente esta problemática que afecta su calidad de vida.
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