El último boletín del Núcleo de Humanidades y Ciencias Sociales Faro UDD, titulado "Radiografía del delito en el Biobío", analiza la evolución de los homicidios, el comercio ilegal y el uso de armas, destacando un escenario especialmente crítico en la provincia de Biobío, donde la criminalidad no sólo persiste, sino que se intensifica.
A nivel regional, los homicidios consumados se mantuvieron estables en 2024, con 112 casos, la misma cifra que en 2023. Sin embargo, esta aparente estabilidad oculta un problema más profundo: las cifras duplican los registros de 2018 y 2019, cuando se reportaron 58 y 69 casos, respectivamente.
Mientras en algunas zonas, como la provincia de Arauco, se observa una leve disminución (de 13 a 9 casos entre 2023 y 2024), en la provincia de Biobío la tendencia es inversa: los homicidios aumentaron de 19 a 24 en el último año. Los Ángeles emerge como el principal foco, con 17 casos, lo que representa el 70% del total provincial.
Pero la violencia no se limita a las áreas urbanas: comunas como Alto Biobío, Quilleco, Laja y Santa Bárbara también registran hechos de este tipo, evidenciando una expansión hacia zonas rurales.
"Esto requiere una intervención más profunda del Estado para controlar el fenómeno y disminuir los niveles de violencia", agrega.
Uno de los datos más alarmantes del informe es el aumento explosivo en delitos asociados al uso de armas. Mientras en la provincia de Concepción los casos subieron un 68% y en Arauco un 54,6%, en la provincia de Biobío la cifra se duplicó (100,5%) en solo un año (373 en 2023 a 748 delitos asociados a armas en 2024).
Este incremento no sólo refleja una mayor detección policial, sino también una criminalidad más agresiva y organizada, donde las armas se utilizan para imponer control territorial.
Otro fenómeno en crecimiento es el comercio ilícito, que se consolida como parte de las economías criminales en la región. Si bien Concepción lidera en volumen (1.326 casos en 2024), el informe destaca los fuertes aumentos en Coronel (59%), Los Ángeles (23,5%), Cabrero (75%) y Tomé (47,6%).
El informe de Faro UDD revela un escenario desafiante para la región: aunque algunos indicadores muestran cierta estabilidad, la violencia se redistribuye hacia zonas con menor capacidad de respuesta, como comunas rurales y periféricas. En la provincia de Biobío, el alza en homicidios, el uso de armas y el comercio ilegal exigen políticas focalizadas que combinen control policial, prevención social y recuperación de espacios públicos.
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