Cultura

Crónica de una crónica

Un texto extenso, de fuentes informativas y una índole interpretativa coronan a las crónicas como parte de los textos centrales de un diario. Contar historias es más que contar los hechos, en este tipo de relatos también se busca un porqué.
Hojeando el diario, usted se encuentra con unas letras blancas sobre azul en la parte superior. Muchas son las diferencias entre una crónica y un texto informativo, ambas informan, pero sus objetivos contrastan. Para lograr un texto bien escrito, además de un escritor, se necesita tener intención de conocer acerca del tema.

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Un escenario diferente a lo usual, una mirada que dejó reflexionando acerca del tema, un comunicado de prensa dudoso o una historia detrás de un triunfo. Leer uno de estos textos es un arte de primera, con concentración y dedicación, se puede conocer en más profundidad un hecho, es parte de otorgarle identidad

ORIGEN

La etimología de la palabra proviene desde la mitología griega Krónica o Khronos, un concepto referente a contar una historia en el tiempo, dándole un orden cronológico. En el caso de la crónica periodística, funciona de la misma forma. Un hecho llega, se le otorga contexto y un espacio en el tiempo. Un orden lógico que puede ayudar, por ejemplo, a entender un conflicto de manera integral; saber quiénes están involucrados, si tiene permanencia en el tiempo e incluso si la historia tiene otra índole por descubrir.

Seguir rutas culinarias, aprender sobre la gente y entender sus intenciones también es parte del aprendizaje de una crónica, sobre lo mismo, se motiva al público a leerla, de la misma forma en que leen un libro, pero con el toque de realidad necesario para comprender la integralidad de la vida cotidiana. La próxima vez que tenga una crónica en sus manos, o en este caso, en una hoja de papel, no debe dudar en preguntarse aún más porqués de los ya enfocados, porque al tener importantes influencias de la literatura, los hechos son muy relevantes como para sólo poder observarse desde un punto de vista.

ALGUNOS CRONISTAS CHILENOS

Como ya se mencionó, la crónica tiene muchísima relación con la literatura, parte de ella se plasma en grandes libros de hechos de actualidad, con objetivos a largo alcance, pero en sí, con fines muy similares al periodístico.

Probablemente el nombre Sixto Rojas no le suene, lo cual tendría sentido, debido a que es de los personajes olvidados dentro de la historia chilena. Fue de los pocos sobrevivientes de la Matanza de la Escuela de Santa María, en Iquique a fines de diciembre de 1907. Rojas no era periodista, ni escritor, pero sí era artista. Escribir acerca de la gente, también se vuelve arte cuando está planteado de la manera correcta.

Luego de ser exiliado a Perú, dedica el resto de sus años a dar voz a quienes alguna vez fueron sus colegas, amigos y compañeros de sindicato. Es exactamente esa parte del rol de la crónica, otorgar una perspectiva para el análisis, la reflexión y establecer relatos en medios que permitan difundirlos.

Otro cronista, quien además es periodista, es el escritor Carlos Basso. Profesor de la Universidad de Concepción, doctor en Literatura Latinoamericana, su último libro refleja aquellos hechos, en su mayoría desconocidos referentes a Colonia Dignidad, una secta y asentamiento de colonos alemanes fundado por Paul Schäfer en 1961. Es un claro ejemplo de cómo investigando mucho más allá de lo conocido y buscar los porqués, genera una visión particular de aquellos aspectos de la historia chilena que muchas veces son ignorados.

Si es un libro, una crónica de diario o un relato basado en hechos, la crónica debe ser leída. Para que la próxima vez que se encuentre hojeando un diario, vea las letras blancas y se acerque a leer el titular, reflexione antes, durante y después de leerla, ya que el trabajo para realizarla, contarla y publicarla, está hecho con dedicación.

 / Carlos Baso, autor de la Secta Perfecta

/ Carlos Baso, autor de la Secta Perfecta

 / Sixto Rojas

/ Sixto Rojas




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