El montaje "Ñachi", una obra de teatro físico que invita a reflexionar sobre identidad, territorio y ancestralidad mediante un lenguaje simbólico y corporal, ha recorrido ciudades como Villarrica, Lautaro y Temuco, conectando el trabajo escénico con diversos territorios del sur de Chile.
"Ñachi" narra la historia de una oveja nacida en el sur de Chile y, mediante un viaje que recorre un ciclo estacional completo, propone una mirada poética sobre el cuerpo, el territorio y la violencia estructural.
La propuesta se construye a partir de gestos, sonidos e imágenes, distanciándose del lenguaje verbal para apelar a una experiencia más sensorial y abierta a múltiples interpretaciones.
Para Viviana Nass, actriz principal de la obra, esta última función tiene un sentido especial: "Más que nada, convocar a todas, a todos, a todes a que vayan a vernos, que compartan con nosotros la posibilidad de mostrar nuestro trabajo en este territorio".
Desde la compañía, enfatizan que llegar a las audiencias del sur ha sido uno de los propósitos centrales del proyecto.
Uno de los aspectos más relevantes de esta gira ha sido la implementación de un modelo de accesibilidad diseñado especialmente para personas autistas y neurodivergentes, desarrollado en colaboración con la Corporación Antilén, organización especializada en inclusión cultural.
Este enfoque incluye una serie de medidas que buscan reducir barreras de participación: se contempla una guía escrita y un video de anticipación para que los asistentes puedan conocer de antemano las características del espacio y la obra; habrá recursos disponibles para la autorregulación sensorial, como audífonos o materiales táctiles; y el público contará con la presencia de un equipo profesional de apoyo, capacitado para acompañar de forma personalizada y respetuosa a quienes lo requieran durante toda la experiencia.
Una de las principales innovaciones que incorpora este modelo es la Franja de Anticipación Sensorial (FAS), una instancia previa al ingreso general que permite experimentar, de manera voluntaria, los efectos escénicos más intensos, como luces, sonidos o estímulos visuales. Este espacio controlado favorece una experiencia más predecible y contenida para quienes son sensibles a este tipo de estímulos.
La gira de la obra "Ñachi", que ha incluido funciones en distintas regiones del sur, forma parte de un proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas en su convocatoria 2025, y ha sido ejecutado por Teatro del Amor, en colaboración con Corporación Antilén.
Su presencia en el Festival Biobío Teatro Abierto marca el final de un proceso artístico que ha conjugado la creación escénica con la vinculación territorial y la inclusión cultural, incorporando un modelo de trabajo que apunta a la democratización real del acceso al arte.
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