La pasión por el deporte tuerca, la velocidad y adrenalina lo heredó de su abuelo y de su padre. Desde pequeño fue testigo del amor que le profesó al automovilismo y con el paso del tiempo, ese fanatismo se fue apoderando de él hasta que hoy, a sus 17 años, este deporte es parte de su vida.
Vicente Gilardi Órdenes hoy corre por el Club de Automovilismo de Los Ángeles "Segundo Andrés Crespo". Desde pequeño comenzó a tener dentro de su vida diaria una cercanía con el mundo motor. "Mi abuelo, por parte de mamá corría en auto en un Fiat 600 junto a mi papá, Marco Gilardi. Los dos eran reconocidos pilotos en los campeonatos regionales que se hacían en Concepción, Yumbel y Los Ángeles y desde ese entonces me traspasaron ese amor por el deporte tuerca".
El novel piloto hizo notar que "he estado permanentemente metido, aprendiendo en el ámbito mecánico, de las tuercas, de los fierros, soy bien ‘fierrero’".
De hecho, narró que su abuelo pasó a ser presidente del club CALASAC desde el 2006 al 2011, dejando una gran huella en el Club.
Vicente actualmente tiene 17 años y nació para amar este deporte, sin embargo una vez que su abuelo y su padre se retiraron de la actividad, vendría su oportunidad para continuar con la herencia familiar. "Una vez que se retiraron, mi papá vendió su auto, su Fiat 600, y mi abuelo guardó el suyo, un auto único, con buena presentación, buen prestigio. Él decía que siempre iba a quedar para un nieto, no sabía para cuál, así que pasó el tiempo y cuando cumplí 16 años, determiné que ese auto tendría que ser mío. Ya tenía hablado con un mecánico del club, yo ya empezaba a manejarme con los repuestos y todo eso, debía sacar adelante el auto de mi abuelo".
Su abuelo, Erwin Órdenes Flores al ver que Vicente estaba interesado, optó por entregarle su automóvil para la competencia.
"Me fui adentrando en otro mundo"
Paulatinamente, el joven piloto angelino se fue adentrando en el mundo que le apasionaba. "Me fui metiendo en otro mundo, conociendo más gente. Y con mucha perseverancia, arreglando el auto, yendo a reuniones del club, obviamente no me perdía ninguna carrera y siempre fue mi primer paso, el echar a andar el auto de mi abuelo y ponerlo en pista".
Su primera carrera en competencia fue este año, en Yumbel, ocasión en que obtuvo el segundo lugar. En abril pasado, en su primera fecha corriendo en Los Ángeles, alcanzó el cuarto lugar, mientras que en la segunda jornada, también en Los Ángeles en el Gran Premio aniversario de la ciudad, logró la segunda ubicación.
Pero tanta perseverancia, finalmente tuvo su recompensa, pues en la tercera fecha, por fin fue el primero el cruzar la meta con su bólido del abuelo, una herencia invaluable para él.
"Soy un piloto novato que nunca me imaginé la emoción que tendría al ver cumplir mi sueño. Me propuse empezar a ganar y ya tengo mi primer lugar, aunque nunca me imaginé que sería tan pronto", indicó.
SU ABUELO EL MÁS FELIZ
Vicente con orgullo recalca a La Tribuna que, detrás de todo, está su abuelo, corriendo bajo su sombra. "Él está muy contento, el ver cómo le he sacado provecho a su auto, al igual que mi papá, ambos me han apoyado".
En cuanto a su proyección, indudablemente lo ve vinculado al mundo motor. "Mi proyección sería ir destacándome como él, (su abuelo), como cuando lo hacía en aquellos tiempos en el automovilismo ganando no tan solo acá en Los Ángeles sino que en Yumbel y en las distintas localidades donde se corría".
El piloto de 17 años aseguró que cada paso que ha ido dando en el deporte que más ama, lo ha hecho con los pies bien puestos sobre la tierra. "Mi intención es seguir el legado de mi abuelo, dedicándole los triunfos a él, a mi papá y familia".
