El pasado 5 de marzo se celebró el Día Internacional de la Eficiencia Energética, efeméride que apunta a crear conciencia sobre el buen uso de la energía y su impacto en la lucha contra el cambio climático.
Esta fecha surge en 1998, tras la “Primera Conferencia Internacional de Eficiencia Energética” que se desarrolló en Austria, como una medida frente al agotamiento de las fuentes de energía fósiles a corto plazo.
Para la Agencia Internacional de Energía (IEA), la eficiencia energética es la piedra angular de la transición energética a una matriz más sostenible. Junto con las energías renovables, es la herramienta más efectiva para reducir los gases de efecto invernadero, favoreciendo el cuidado de los recursos naturales, potenciando la productividad y competitividad de la economía y, además, contribuyendo a mejorar la calidad de vida de las personas.
La eficiencia energética es importante por varias razones. En primer lugar, la utilización eficiente de la energía ayuda a reducir la cantidad de recursos naturales que se necesitan para producir la energía, lo que puede disminuir el impacto ambiental y la contaminación. Además, la eficiencia energética puede ayudar a reducir los costos de energía para las personas y las empresas, lo que puede ser beneficioso tanto para la economía como para la sociedad en general.
Para Daniela Espinoza, seremi de Energía de la Región del Biobío, aunque el concepto “puede parecer algo muy lejano o muy técnico, en realidad es bastante simple y cotidiano: es usar bien la energía, es usar solo lo que necesitamos”.
La energía que se utiliza para el transporte o en el hogar, como la electricidad, el gas, entre otras fuentes de generación energéticas, añadió.
“Pero no se trata solo que lo que sucede a nivel de las personas. También las pequeñas, medianas y grandes empresas pueden mejorar sus procesos aplicando medidas de ahorro”, acotó Espinoza. “Las industrias, los transportes, las empresas, las personas, todos tienen que tomar medidas de ahorro energético y comenzar a implementarlas”, sentenció.
Al cabo, “si bien aportamos contra el cambio climático, los principales beneficiarios somos nosotros mismos porque, por ejemplo, podemos ahorrar hasta un 20% del consumo en el hogar si aplicamos los tips de ahorro energético”.
La seremi de Energía también relevó la importancia de la educación en las niñas y niñas porque “aprendan que la energía y el agua hay que cuidarlas. En las casas, ellos se convierten en agentes de cambio porque le enseñan a sus papás como no derrochar los recursos”.