Economía

Empleo e inflación preocupan a los habitantes del Biobío según el último ICER

Un 55% de los encuestados cree que el desempleo aumentará en los próximos meses, mientras que un 81% prevé un alza en los precios de productos esenciales.

Empleo e inflación preocupan a los habitantes del Biobío según el último ICER , Cedida
Empleo e inflación preocupan a los habitantes del Biobío según el último ICER / FUENTE: Cedida

La décima edición del Índice de Confianza en la Economía Regional (ICER), elaborado por la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián (USS), revela que en julio de 2024 la confianza en la economía del Biobío alcanzó un promedio de solo 34 puntos sobre 100. Este resultado reflejó un pesimismo sostenido, especialmente en áreas relacionadas con el consumo de bienes durables como viviendas y automóviles, donde las expectativas fueron las más bajas, con solo 17 puntos.

El ICER, que evalúa seis componentes clave de la percepción económica, muestra que los habitantes de la región tienen una visión crítica respecto de su situación económica actual y futura. Entre los elementos analizados se incluyen la situación económica personal en comparación con el pasado, la situación económica actual y futura del país y de la región, así como las expectativas de consumo de bienes importantes como viviendas o automóviles.

PERSPECTIVA PESIMISTA EN EL CONSUMO Y ECONOMÍA REGIONAL

Uno de los datos más reveladores del informe es la visión negativa de los encuestados respecto a la compra de bienes durables. El 74% considera que no es un buen momento para adquirir una casa o un automóvil. Esta percepción es particularmente fuerte entre las personas mayores de 56 años, donde el porcentaje de pesimismo alcanza el 60%. Además, el 50% de los encuestados califica la situación económica actual de la región como mala, lo que se suma a un escenario de incertidumbre persistente.

Andrés Ulloa Oliva, director de Ingeniería Comercial de la USS en la sede de Concepción, señala que el pesimismo tiene raíces profundas, arrastradas desde la crisis social de 2019, la pandemia, la inestabilidad política y el aumento de la delincuencia. "Para el Biobío, esta percepción negativa se agrava con el cierre de empresas relevantes, como la Siderúrgica Huachipato, que ha marcado el 2024 como un año de deterioro económico para la región", indicó Ulloa.

Respecto al futuro, el académico subrayó que, aunque algunos encuestados muestran un leve optimismo, este sigue siendo cauto. "Si bien hay señales de que lo peor ya pasó, las expectativas aún están en la zona de pesimismo. Esto se refleja en las decisiones de consumo de bienes durables, como automóviles y viviendas, donde los ciudadanos prefieren seguir esperando antes de realizar compras significativas", añadió.

PREOCUPACIONES POR EL EMPLEO Y LA INFLACIÓN

Otro de los aspectos destacados en el ICER es la preocupación por el empleo. Un 55% de los encuestados cree que la cesantía aumentará en los próximos doce meses, aunque este porcentaje es levemente inferior al registrado en diciembre de 2023.

Las personas que viven en zonas rurales, los hombres, los mayores de 56 años y quienes pertenecen a los segmentos socioeconómicos D y E presentan los mayores niveles de pesimismo en este aspecto. En las áreas rurales, el 64% de los encuestados considera que la cesantía aumentará, mientras que en los grupos socioeconómicos más vulnerables este porcentaje alcanza el 60%.

Daniela Catalán Ramírez, académica de Ingeniería Comercial en la USS, explica que los mayores niveles de pesimismo en estas áreas se deben a factores estructurales y sociales. "La falta de sectores económicos dinámicos en las áreas rurales limita la capacidad de generar empleo, lo que intensifica la percepción de inseguridad laboral. Además, las personas mayores enfrentan barreras significativas para mantenerse en el mercado laboral, lo que agrava su percepción negativa", precisó Catalán.

En cuanto a la inflación, el estudio reveló que un 81% de los consultados cree que los precios seguirán subiendo en los próximos meses. Este porcentaje se eleva al 84% entre las mujeres y en los segmentos socioeconómicos D y E, que son los más vulnerables ante los aumentos en el costo de los bienes esenciales.

Catalán señaló que esta percepción se debe a que las mujeres y los grupos más desfavorecidos destinan una mayor proporción de sus ingresos a productos básicos, lo que los hace más sensibles a los incrementos en los precios. "Además, las recientes alzas en productos esenciales y servicios refuerzan esta expectativa negativa", concluyó.




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