Editorial

64 años

Domingo Contreras Quintana lo había conseguido. Después de masticar la idea por un tiempo, finalmente había conseguido los apoyos que necesitaba para dar forma definitiva a uno de sus proyectos más ambiciosos: crear un diario para Los Ángeles y la provincia de Biobío.

La situación descrita ocurrió en diciembre de 1957 en sus oficinas de las Ferias Biobío, por calle Rengo, empresa que él dirigía con éxito y que fue la continuadora del negocio iniciado en 1915 por Cirilo Godoy Saavedra.

Esta vez, sin embargo, la propuesta de Domingo Contreras Quintana estaba lejos de la subasta pública de ganado, sino que en la edición de una publicación que representara los intereses de la zona.

Hay que tener presente en esos años, era habitual que las publicaciones escritas fueran muy efímeras. Muchas veces surgían al fragor de las campañas políticas del momento y desaparecían a poco de cumplir el propósito que justificó su existencia.

A fines de la década del 50, en Los Ángeles existían básicamente dos rotativos. Uno era el diario Las Noticias, fundado en 1928 de la mano del abogado Ramiro Segura Cárter que puso fin a sus días en 1966. El otro era La Chispa, que inició sus publicaciones un año antes (1957) bajo la dirección del abogado y diputado Luis Tejeda.

En aquel tiempo, la población urbana de Los Angeles superaba recién los 30 mil habitantes (en el censo de 1960 se contaron 34 mil 92 habitantes), una quinta parte de los habitantes existentes en la actualidad. Sin embargo, las cifras marcaban un crecimiento elevadísimo al punto de casi duplicarse en ocho años.

Además, el país y el mundo estaban viviendo profundas transformaciones sociales, políticas y económicas que también repercutirían en nuestra zona, integrada ahora al resto del país tanto por tren como por carretera.

En ese escenario, Contreras Quintana concibió la idea de un medio de comunicación que, además ser sumar una alternativa informativa a lo existente, fuera una potente palanca para el desarrollo local en la medida que representara las carencias, progresos y desafíos del territorio.

De ahí que el 6 de junio de 1958, en una edición especial dedicada a la Cámara de Comercio e Industrial de Los Angeles, se lanzara un ejemplar de prueba que sirvió para ajustar las piezas del proceso.

En la jornada del 26 de junio, el director Mario González Rosas, su jefe de prensa René Olivo y los periodistas René Cheix, Luis De la Fuente y Luis Marín trabajaron con denuedo para preparar el material informativo del día siguiente, especialmente lo de último momento. No hubo detalle que pasaran por alto, tanto en redacción como en ortografía.

A renglón seguido, el equipo de prensistas - usando las litotipias - fueron armando las tiras de texto hasta formar el cuadro que daría la forma a cada una de las páginas para ser impresas sobre el papel. Le añadieron los clichés (fotos impresas en metal) que solicitaron expresamente en Concepción para tan importante ocasión.

Se trabajó hasta la madrugada. Había expectación. En la madrugada del viernes 27 de junio de 1958, el diario La Tribuna ya estaba en los quioscos y los canillitas los salían a vocear por las calles para que la gente se informara con las noticias más recientes.

Desde ese día que La Tribuna está en el alma de Biobío.

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