Editorial

Iberia de Los Angeles

Los hinchas iberianos más saben de desazón y sinsabores que de logros y campeonatos. Sin embargo, en cada uno de ellos existe la genuina expectativa que este 2023 puede ser el gran año para la azulgrana, el cuadro representativo de una ciudad y una provincia.

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La historia cuenta que fue a fines de febrero de 1969 cuando Deportes Iberia se afincó en la ciudad de Los Angeles. El club, que fue uno de los fundadores del fútbol profesional en el país, arribaba a la zona gracias a las gestiones de un grupo de vecinos que aspiraban que la capital provincial pudiera tener un cupo en el fútbol rentado. Es que los intentos para que el Club de Deportes Los Angeles llegara al profesionalismo no prosperaron hasta que surgió la opción de traer al equipo que estaba radicado en Puente Alto, cuyo mandamás era el sacerdote Gilberto Lizana.

Desde entonces, el cuadro ha sido representativo, no solo de la ciudad, sino que también de la provincia de Biobío en el fútbol profesional.  

Desde 1969 hasta la fecha, el club ha tenido altos y bajos. Dentro de lo primero, destaca la campaña de 1984 cuando fue campeón de la Copa Polla Gol (que, sin embargo, no le dio el ascenso a la Primera División). En lo segundo, aún duele el descenso a la Tercera División en 1992 después de un paupérrimo desempeño a lo largo del torneo.

Un hito importante fue en 2012 con la constitución de la sociedad anónima, nueva modalidad en la que se embarcó la gran mayoría de los clubes del fútbol rentado, que dio paso a la conformación de un directorio y socios con participación accionaria diversa, bajo la firma de Inversiones Los Angeles. Ese nuevo giro fue fundamental para que en 2014, después de más de dos décadas, se lograra el esquivo ascenso a la Primera B aunque tres años más tarde volvía a caer a la Segunda División Profesional, categoría en la cual ha permanecido en los años recientes, evidenciando un agotamiento de la estructura montada para hacerse cargo del club.

En las últimas semanas se ha fraguado un nuevo hito en la historia de la escuadra azulgrana. Después que intensas negociaciones, no exentas de polémicas, nuevos controladores tomaron las riendas del club. Aunque aún no se conoce quiénes son los nuevos mandamases del equipo, lo cierto es que su primer gran desafío ha sido enfrentar el campeonato 2023 que está a solo días de iniciar. Cuando el resto de los planteles tienen varias semanas de prácticas y entrenamientos, Deportes Iberia recién la semana pasada dio a conocer a los integrantes del cuerpo técnico, además de algunos de los jugadores en puestos clave.

El presidente del club, Andrés Silva - hasta ahora el único rostro visible de los nuevos controladores de Deportes Iberia- ha entregado esbozos de los aires renovados que se le pretenden inyectar a la escuadra azulgrana.

Lo cierto es que el equipo no solo está sustentado en los socios que compraron una participación dentro del directorio. Una parte importante del espectáculo del fútbol es aportado por los hinchas, como siempre sucede a principios de cada año, entregan sus esperanzas y alientos para que el club se ubique en los puestos

Los hinchas iberianos más saben de desazón y sinsabores que de logros y campeonatos. Sin embargo, en cada uno de ellos existe la genuina expectativa que este 2023 puede ser el gran año para la azulgrana, el cuadro representativo de una ciudad y una provincia.

Justamente a ellos y por ellos se espera que la nueva administración, pese a armar un equipo y cuerpo técnico sobre la hora por el cambio de controladores, pueda conducir los destinos de la escuadra hacia los máximos logros deportivos o, en el peor de los casos, que tenga un rol digno en la categoría y no pase zozobras que lo hagan caer de su posición actual.




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