Editorial

12 años

Fue el 11 de abril de 2011 – hace doce años - cuando se produjo un trágico accidente de tránsito cuyas consecuencias trascendieron al comprensible dolor por la intempestiva pérdida de un ser querido. La prematura partida del diputado Juan Lobos Krause fue uno de los hechos más relevantes en materia política que se ha vivido en las últimas décadas en la zona. Su deceso daría origen a una serie de hechos que cambiaría para siempre el escenario político a nivel local.

Lobos, elegido por primera vez en 2005 y reelecto en 2009 con una altísima votación, se erigía como una figura promisoria dentro de la UDI, colectividad en la que militaba. Incluso, se rumoreaba de sus intenciones de aspirar a la Cámara Alta, aunque esa decisión significara una situación de pugna con su mentor en ese tiempo, el ahora ex senador Víctor Pérez Varela.

Sin embargo, su muerte trastocó un escenario que le era ampliamente favorable al gremialismo en ese 2011, con una presencia envidiable en los espacios de poder: intendente, senador, diputado, gobernador provincial y varias alcaldías, la principal de las cuales era Los Angeles.

Era una posición envidiable. No obstante, la muerte de Lobos obligó a rebarajar las piezas del naipe político, poniendo en el cupo a diputado en manos de Joel Rosales cuyo cargo de alcalde, a su vez, fue para Eduardo Borgoño.

Sin embargo, solo bastaron par de años para que el panorama cambiara de manera absoluta, como no se tiene recuerdo en la zona.

Las fuerzas de derecha, las mismas que antes campeaban sin competencia, vieron reducida a su mínima expresión su representación parlamentaria, la cual vino recién a recuperarse en parte en la última elección. Sin embargo, sigue siendo exigua en consejeros regionales, en alcaldías y en concejalías. Ese sector político no sólo cedió sin apelación la alcaldía de Los Angeles al radical Esteban Krause (algo que no pasaba hace 40 años), sino que las jefaturas comunales en todas las comunas de la provincia de Biobío. En la actualidad, solo tiene las alcaldías afines en Tucapel y Nacimiento, el primero (Jaime Veloso) un militante de RN y el segundo (Carlos Toloza) un cercano a la UDI.

En la primera elección de diputados después de la muerte de Juan Lobos, en lo que entonces era el distrito 47, la Nueva Mayoría consiguió un inédito doblaje, gracias a la altísima votación del radical José Pérez que arrastró a su compañero de lista, el socialista Roberto Poblete, dejando a la Alianza por Chile sin representación en la Cámara Baja.

Por si fuera poco, la UDI, la colectividad de Juan Lobos, se fraccionó. Lo que antes era un partido monolítico, se dividió en facciones, uno eran los seguidores de Víctor Pérez y por otro lado los partidarios de Joel Rosales.

Con el paso de los años, las colectividades de derecha han recuperado parte del terreno perdido. Después del fin del sistema binominal y del cambio de configuración de los distritos electorales, recién en la última elección pudieron sumar dos senadores, dos diputados, un par de jefes comunales y un puñado de concejales. Sin embargo, está muy lejos de la cuota de poder que administraban a principios de la década pasada.

Dicen que basta un segundo para que vida cambie de manera definitiva. Así sucedió en aquel accidente de tránsito, que tuvo tales implicancias en nuestro devenir político que sus consecuencias aún se sienten y que no se sabe hasta cuándo seguirán repercutiendo.




matomo