Editorial

Sequía

Saltos del Laja, La Tribuna
Saltos del Laja / FUENTE: La Tribuna

Fue un anuncio de lo que se venía. Hace 25 años, el lago Laja, el mayor cuerpo de agua de la Región del Biobío, comenzaba a experimentar una aguda falta del recurso al punto que se temió que hubiera desabastecimiento. En las décadas pasadas parecía que el agua era un recurso inacabable en la zona caracterizada por decenas de ríos y esteros que surcan los suelos desde la cordillera con rumbo al mar. Sin embargo, ese inédito escenario fue la demostración palpable que se estaba evidenciando una situación de sequía que podía ser grave y extendida en buena parte del territorio nacional.

En la actualidad, la sequía en Chile es concebida como un problema grave y prolongado que ha afectado al país durante más de una década, siendo la peor en - al menos- 60 años y ha afectado a diversas regiones del país, especialmente en el norte y centro.

La falta de lluvias ha reducido el suministro de agua potable, la disponibilidad de agua para la agricultura y la generación de energía hidroeléctrica, además de multiplicar el riesgo de incendios forestales. Además, la sequía ha afectado a la biodiversidad y ha provocado la desertificación de algunas áreas.

Aunque se han tomado medidas para enfrentar la sequía, incluyendo la construcción de infraestructura para la gestión del agua, la promoción de la agricultura sostenible y la educación pública sobre el uso responsable del agua, ciertamente que el problema sigue siendo un desafío importante para el país y requiere de soluciones a largo plazo para su gestión y mitigación.

Algunas de esas acciones pasan por fomentar la gestión sostenible del agua, con medidas para reducir el consumo de agua en hogares, empresas y agricultura, además, se puede promover la reutilización del agua y el uso de tecnologías más eficientes en el riego y en la industria.

También es fundamental invertir en infraestructura para la gestión del agua, como canales, embalses, y sistemas de tratamiento de agua.

Otro factor es la protección de bosques, humedales y otras áreas naturales que ayuda a mantener el equilibrio de los ecosistemas y aseguran la disponibilidad de agua limpia.

En esta ecuación, la promoción del uso de energías renovables, como la sola o la eólica, es relevante en cuando la generación de energía hidroeléctrica ha sido afectada por la sequía. Por cierto que también se deben fomentar la educación y conciencia pública sobre el uso responsable del agua y la importancia de la conservación del medio ambiente.

Si no se toman medidas para frenar el problema de la sequía en Chile, la situación podría empeorar significativamente en el futuro y tener impactos graves en el medio ambiente, la economía y la calidad de vida de la población, como la escasez de agua potable, la pérdida de productividad agrícola, aumento del riesgo de incendios forestales, desertificación, entre otros.

Estas son solo algunas de las posibles consecuencias de no tomar acciones para frenar el problema de la sequía en Chile. Es importante tomar medidas para prevenir y mitigar los efectos de la sequía, a fin de proteger el medio ambiente y la calidad de vida de la población. Las medidas que se pueden y se deben tomar para enfrentar la sequía en Chile deben tener un enfoque integral y una acción coordinada de diferentes actores, incluyendo el gobierno, la sociedad civil, el sector privado y la academia para abordar este desafío país.

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