Editorial

Transporte público en Los Ángeles

Colectivos, Archivo La Tribuna
Colectivos / FUENTE: Archivo La Tribuna

La encuesta Origen-Destino no solo dejó en evidencia el excesivo uso del automóvil para realizar todo tipo de desplazamientos en la ciudad de Los Ángeles (casi el 50% se llevan a cabo en un vehículo particular, la mitad de los cuales no recorren una distancia superior a las 10 cuadras).

También es llamativo que el transporte público urbano - que, por definición, está pensado en ser el principal medio el traslado de personas dentro de las ciudades - apenas sea utilizado en un 17%. Es decir, menos de uno de cada cinco usuarios se traslada en taxibuses. Como ya está indicado, la gran mayoría opta por el vehículo particular y después están quienes prefieren caminar (24%) para ir a trabajar, para realizar sus trámites o ir de compras. En tercer lugar está el uso de taxibuses, muy por debajo de lo aconsejable

Es paradojal lo que sucede con el transporte público urbano en Los Ángeles. Es que pese a que la ciudad ha experimentado un crecimiento poblacional importante en las últimas décadas, especialmente en los sectores sur, poniente y nororiente, no ha habido una correlación en la cantidad de máquinas en circulación. Y peor que eso. Hay vastos sectores que no tienen cobertura de taxibuses, además que desde ciertas horas en la noche ya no están disponibles, obligando a los usuarios a buscar alternativas para trasladarse, como taxis, taxis colectivos y aplicaciones móviles. Ni hablar acerca de la frecuencia del servicio. Aunque ha habido un esfuerzo importante para renovar las máquinas y por ordenar el servicio, ciertamente que las acciones no han sido las suficientes para responder a la necesidad de quienes deben trasladarse en la urbe

Las cifras del estudio Origen-Destino están gritando la urgencia de dar un salto cualitativo y cuantitativo en materia de transporte público en la ciudad que sea una alternativa al uso del automóvil. Como ya se ha dicho, demasiados vehículos particulares en las calles ocasionan no solo congestiones prácticamente todo el día, sino que deriva en un aumento de la contaminación por las emanaciones de, en mayores tiempos de viaje y en un incremento de los riesgos de accidente. Esas situaciones son causal del aumento de la ansiedad y tensión en los conductores.

Algunos recordarán cuando hace unos 20 años, en Los Ángeles operó la empresa de taxibuses Camino Real que ofrecía un servicio regular con máquinas en condiciones óptimas, en horarios extendidos e, incluso, con conductores correctamente uniformados. Ese esfuerzo por ofrecer un servicio de mejor calidad tuvo en su contra de un sistemático hostigamiento (incluso de violencia) de parte de desconocidos que causaron que la línea dejara de trabajar en la capital provincial. Lo que ofrecían era muy semejante a los servicios licitados del transporte público en ciudades de mayor tamaño, como Concepción o Valparaíso.

Sin duda que fue un esfuerzo frustrado que, de haber perseverado, pudo haber tenido a la capital provincial en un escenario distinto al actual. No hubo el esfuerzo ni la intención de parte de la autoridad para que así sucediera. Ahora está tomando fuerza la idea que Los Ángeles cuente con una flota de buses eléctricos que cumplan con los estándares exigidos por los usuarios actuales, en términos de calidad del servicio, con horarios, frecuencias, recorridos, inclusividad y máquinas de calidad que, por su fuente de generación de energía, contribuyen al medio ambiente. He ahí, quizás, uno de los mayores desafíos para Los Ángeles en medio plazo (ojalá que antes).

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