Editorial

Agroforestería

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agroforestal, agricultura, sintropía / FUENTE: Pixabay

La agroforestería es un enfoque de uso sostenible de la tierra que combina la agricultura y la silvicultura de manera integrada. En sistemas agroforestales, se cultivan árboles o arbustos junto con cultivos agrícolas y/o ganado en la misma área. Esta práctica busca optimizar las interacciones positivas entre los componentes forestales y agrícolas, promoviendo la diversidad biológica y aumentando la resiliencia del sistema.

Se trata de un sistema ya implementado en nuestro país que tiene varios beneficios, como la mejora de la biodiversidad, la conservación del suelo, la captura de carbono, la diversificación de productos, la reducción de la erosión y la mejora de la resiliencia de los sistemas agrícolas frente a condiciones climáticas adversas. Este enfoque busca equilibrar la producción de alimentos con la gestión sostenible de los recursos naturales.

Este sistema ya se implementa en diversas regiones de Chile. Nuestro país cuenta con una amplia diversidad de climas y ecosistemas, lo que permite adaptar prácticas agroforestales a diferentes condiciones.

Esta herramienta tomó importancia este año luego de los incendios forestales, gracias a que agroforestería puede desempeñar un papel importante en la prevención y mitigación de ese tipo de siniestros.

De hecho, plantar árboles en patrones estratégicos puede ayudar a crear cortafuegos naturales que actúan como barreras que dificultan la propagación rápida de un incendio, ya que los árboles plantados adecuadamente pueden interrumpir la continuidad del combustible.

Además, implica la plantación de una variedad de especies vegetales, incluidos árboles, arbustos y cultivos. Esta diversidad puede reducir la homogeneidad del paisaje y, por lo tanto, disminuir la probabilidad de que un incendio se propague rápidamente.

La presencia de árboles en sistemas agroforestales contribuye a mantener una mayor humedad del suelo, lo que puede hacer que el entorno sea menos inflamable, ya que la vegetación húmeda es menos propensa a incendiarse y ayuda a prevenir la ignición de los combustibles secos.

En el caso de los sistemas de silvopastoreo, donde se integran árboles con pastoreo de animales, el manejo controlado puede reducir la acumulación de biomasa seca (material combustible) en el suelo, disminuyendo así el riesgo de incendios. Asimismo, establece áreas con especies arbóreas resistentes al fuego alrededor de zonas vulnerables, como viviendas o infraestructuras, puede ayudar a crear barreras físicas que protejan contra la propagación de incendios.

La implementación de esas prácticas puede ir de la mano con programas de educación comunitaria sobre la prevención de incendios forestales. La participación activa de las comunidades locales en la gestión del paisaje puede ser clave para reducir el riesgo de incendios.

Un detalle importante es que aunque la agroforestería puede contribuir a la prevención de incendios forestales, también necesitan otros enfoques, como la planificación del uso del suelo, la gestión forestal adecuada y las prácticas de prevención de incendios para abordar integralmente este desafío. Además, es esencial adaptar las estrategias a las condiciones específicas de cada región.

Lo importante es que en nuestro país se está avanzando en este ámbito, con el anunció que el próximo año de ingresará un proyecto de ley que permitirá potenciar el desarrollo de este sistema para desarrollo los sectores campesinos de manera más integral.

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