El puente Amdel es un proyecto vial que unirá a Hualqui (Talcamávida) con Santa Juana por el río Biobío y que favorecerá a cuatro comunas de la provincia de Biobío (Cabrero, Yumbel, Laja y San Rosendo) al proporcionar una nueva alternativa de conexión con la zona del gran Concepción.
Sin duda que se trata de una obra relevante y necesaria, como lo ha sido cada puente y camino que se construido en las últimas décadas para facilitar las comunicaciones terrestres, integrando a los habitantes de zonas apartadas y propiciando una dinámica comercial más atractiva.
Ya se decía en los ’90 que uno de los cuellos de botella para el desarrollo del país era la deficiente infraestructura. Sobre la base de ese diagnóstico, fue que se inició un vasto plan de concesiones carreteras, portuarias y de terminales áreas a privados que le cambiaron la faz al país en apenas un par de décadas.
Fue ese cambio que permitió que los recursos públicos se destinarán a los caminos y puentes de rutas secundarias, permitiendo conectar vastas zonas del territorio nacional de manera expedita.
En ese marco, surge el puente Amdel, cuya génesis ha estado el tesón de dirigentes y autoridades locales y regionales que, desde fines de los 90, están empujando para conseguir la materialización del viaducto sobre el río Biobío, cuya extensión supera los mil 200 metros.
Aunque el viaducto está jurisdiccionalmente en la provincia de Concepción, su construcción permitirá que comunas como San Rosendo, Laja, Cabrero y Yumbel tengan una nueva alternativa de comunicación terrestre con la intercomuna Concepción-Talcahuano, a través de la conexión con la Ruta de la Madera. Incluso, abre la posibilidad cierta que se avance en el camino entre Talcamávida y San Rosendo, un hermoso paraje por la ribera norte del río Biobío.
Hace más de 20 años parecía una verdadera utopía cuando la idea fue expuesta en un encuentro con vecinos y organizaciones social por la recién creada Asociación de Municipios para el Desarrollo Local (Amdel), que la hizo propia y la ha gestionado desde aquel entonces.
Por lo mismo, en estas últimas décadas se ha avanzado de manera lenta pero decidida. Ha debido superar varios escollos administrativos pero sigue a paso firme, esperando que el otro año pase los filtros ambientales y avance en las expropiaciones de los terrenos circundantes.
Se trata de un proyecto importante, uno de los más importantes que se observa para los próximos años, tanto desde la perspectiva de la inversión como de su impacto en la conectividad regional.
Si bien la inversión supera los 120 mil millones de pesos, existe esa sensación que el puente Amdel ya ha enfrentado los escollos más difícil y que ahora marcha viento en popa.
Para que sea así, es fundamental que se mantenga a firme el empeño puesto desde fines de los 90 por la comunidad y las autoridades locales y regionales a la hora de asegurar cada paso faltante con el Ministerio de Obras Públicas. Porque también se demuestra que, indistintamente de quienes han sido los representantes de la comunidad, la importancia y utilidad de este puente es razón más que suficiente para que quede asentada la necesidad de ejecutarlo.