Editorial

Fiestas Patrias y la seguridad vial

Accidentes viales, Archivo La Tribuna
Accidentes viales / FUENTE: Archivo La Tribuna

El largo fin de semana de Fiestas Patrias, que este año incluyó varios días de festejos, ha dejado un saldo trágico imposible de ignorar. Según cifras oficiales, hasta la mañana de ayer domingo, 54 personas han perdido la vida en accidentes de tránsito en todo el país, siete de las cuales son de nuestra región del Biobío. Esta dramática cifra representa un aumento del 54% en comparación con el mismo periodo en 2019, y pone de relieve el grave problema de la seguridad vial en Chile, particularmente en estos periodos de celebraciones masivas.

Es común que durante las Fiestas Patrias, las familias se reúnan para celebrar, disfrutar de asados y empanadas y compartan momentos de alegría. Sin embargo, estos días de asueto también suelen estar marcados por una mayor movilidad en las carreteras, el consumo de alcohol y una relajación a la hora de cumplir las normas de tránsito. La cantidad de víctimas fatales de este año nos debe hacer reflexionar profundamente sobre nuestras prácticas al volante y sobre qué medidas podemos tomar para evitar que esta situación se repita en el futuro.

Las campañas de educación vial han demostrado ser una herramienta útil en reducir accidentes, pero su impacto se diluye cuando no hay un cambio real en la cultura vial. No basta con intensificar los mensajes preventivos en los días previos a las festividades. Es necesario que estas campañas sean constantes y enfáticas en recordar la importancia de conducir a una velocidad prudente, usar el cinturón de seguridad y, por supuesto, evitar el alcohol si se va a manejar. Este último punto no puede subestimarse: la combinación de alcohol y volante es mortal. Sin importar la cantidad, beber y conducir nunca deben ir de la mano.

Además, el consumo excesivo de alcohol sigue siendo un factor preponderante en los siniestros viales. Muchos accidentes podrían evitarse si quienes celebraban hubieran tomado decisiones responsables, como planificar un transporte alternativo o designar a un conductor sobrio. Aquí es donde las campañas preventivas pueden marcar la diferencia, pero también la responsabilidad individual es fundamental.

La realidad es que este año se trató de una celebración particularmente extensa, con varios días seguidos de feriado, lo que contribuyó a que muchas personas decidieran salir de sus casas, viajar largas distancias o, simplemente, estar más tiempo en la carretera. Ante este escenario, surge la necesidad de evaluar desde una perspectiva legislativa cómo manejar estos periodos de largo asueto. Una propuesta ya planteada sería la posibilidad de sumar estos días a las vacaciones anuales, lo que podría reducir la congestión vial y disminuir el riesgo de accidentes. Permitir que la gente disfrute de los días de descanso de una manera más relajada, sin la presión de movilizarse en fechas tan específicas, podría ayudar a reducir los accidentes.

La seguridad vial no puede depender solo de controles policiales y sanciones, aunque estos sean esenciales. Es un compromiso que debemos asumir como sociedad, donde el autocuidado, la prudencia y el respeto por la vida de los demás sean valores permanentes en nuestra cultura vial. El elevado número de víctimas fatales este año debe ser un llamado de atención para todos. Ninguna celebración vale la vida de una persona, y debemos hacer todo lo posible para que esta triste realidad no se repita en los próximos años.

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