Editorial

Elecciones 2024 en Biobío

Elecciones, Fredy Muñoz, La Tribuna
Elecciones / FUENTE: Fredy Muñoz, La Tribuna

Las elecciones regionales y municipales de 2024 en el Biobío han sido un hito por su alta participación y por marcar cambios significativos en la composición del poder local y regional. La implementación del voto obligatorio elevó la participación al 87,5% el electorado y posicionó al Biobío como una de las regiones con mayor concurrencia, aunque con una inquietante tasa de votos nulos que alcanzó el 20% en concejales y el 19,9% en gobernadores. Esta tendencia sugiere tanto un interés renovado por el proceso electoral como una expresión de disconformidad con las opciones tradicionales.

Uno de los aspectos más destacados de esta elección es el fortalecimiento de la derecha. Chile Vamos incrementó su influencia al duplicar el número de alcaldías que administra, pasando de cinco en 2021 a once en 2024, marcando su presencia en comunas clave. A su vez, el Partido Republicano emergió con fuerza, convirtiéndose en la mayor agrupación política en los concejos municipales, con un 13,7% de los votos. Este fenómeno responde en parte a la creciente demanda ciudadana de seguridad y orden, aspectos que el electorado parece vincular con estos partidos.

La segunda vuelta entre Sergio Giacaman (UDI) y Alejandro Navarro (IND-FRVS) para la Gobernación Regional será un termómetro de la dirección política que tomará el Biobío. Giacaman, quien obtuvo la mayoría en 14 de las 33 comunas, representa a un bloque consolidado en comunas urbanas de alto peso político y económico como Concepción y Talcahuano. En cambio, Navarro logró atraer votantes en sectores históricamente inclinados hacia la izquierda, como Coronel y Curanilahue, y se presenta como una alternativa crítica hacia los sectores de derecha. La competencia entre ambos subraya una polarización creciente, con un escenario marcado por alianzas estratégicas que incluirán el apoyo de los votantes del Partido Republicano y de los Demócratas.

El Consejo Regional, por su parte, muestra una fragmentación política que exigirá acuerdos transversales. Si bien las Fuerzas de Gobierno retienen el bloque más numeroso con un 36% de los escaños, Chile Vamos y los Republicanos suman juntos el 50% del CORE, una representación significativa que anticipa una constante negociación. La entrada de nuevos actores, como el Partido Social Cristiano y los Demócratas, señala una diversificación en el espectro político regional, que parece reflejar una demanda por figuras más afines a la gestión eficiente y a temas de seguridad.

A nivel municipal, la región experimentó varios cambios. La elección de Héctor Muñoz como el primer alcalde del Partido Social Cristiano en Chile y la victoria de Juan Pablo Spoerer en San Pedro de la Paz consolidaron la entrada de partidos emergentes en cargos que antes dominaban partidos tradicionales. No obstante, la UDI perdió Talcahuano, lo que evidencia una fluctuación en la lealtad de los votantes. La tasa de reelección del 33,3% en alcaldes muestra que, si bien existe un deseo de cambio en ciertos sectores, un tercio del electorado optó por la estabilidad.

El auge de la derecha, la fragmentación del poder en el Consejo Regional y la disminución de la influencia de los partidos de gobierno evidencian que el Biobío se encuentra en una etapa de transformación política. La reconfiguración de alianzas será crucial para asegurar la gobernabilidad en un escenario donde ninguna coalición tiene la mayoría absoluta.

Las elecciones 2024 dejan un Biobío más diverso y dinámico en lo político, pero también lleno de desafíos. La capacidad de los líderes electos para forjar consensos y responder a las demandas ciudadanas definirá el futuro de la región en un periodo marcado por la polarización y el surgimiento de nuevas fuerzas políticas.

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