Editorial

Equipo titular y completo

Delegación Provincial Biobío, Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna
Delegación Provincial Biobío / FUENTE: Fredy Muñoz, Archivo - La Tribuna

La institucionalidad pública está diseñada para operar con un engranaje completo, en el que cada pieza cumple un rol para asegurar un adecuado funcionamiento. Cuando faltan titulares en cargos clave, las subrogancias solo ofrecen una solución temporal, limitada en facultades y capacidad de decisión, lo que afecta directamente la respuesta del Estado ante situaciones importantes o de emergencia. 

En la región del Biobío, la ausencia de autoridades designadas por el Ejecutivo comienza a ser preocupante. La renuncia, la semana pasada, de Daniela Dresdner como delegada presidencial regional y de Paulina Purrán como delegada provincial, fue la primera señal de un vacío que aún no se resuelve del todo. Ambas dejaron sus cargos para postularse a diputadas en las elecciones de 2025, siguiendo la normativa que exige hacerlo un año antes de los comicios. 

Aunque la delegación presidencial regional fue rápidamente asumida por Eduardo Pacheco, exseremi de Bienes Nacionales, la delegación presidencial provincial sigue sin un/a titular. Dicha vacante se suma a un escenario ya crítico: los cargos de las Secretarías Regionales Ministeriales de Energía y Justicia están vacantes hace más de un mes, y la situación se agravó con la reciente salida de Pacheco de Bienes Nacionales que tampoco ha tenido reemplazo 

El problema va más allá de una simple cuestión simbólica. La ausencia de titulares en estas posiciones retrasa decisiones estratégicas, afecta la ejecución de políticas públicas y, lo más grave, genera un vacío de liderazgo en áreas cruciales para la región. El seremi de Energía, por ejemplo, tiene un rol relevante en un territorio que se proyecta como un polo industrial y energético. Asimismo, la falta de un seremi de Justicia impacta directamente en la coordinación de instituciones clave, como Gendarmería y el Servicio de Registro Civil. 

Es necesario reclamar al Ejecutivo una respuesta eficiente y urgente. La dilación en estas designaciones no solo refleja una falta de planificación, sino que transmite un mensaje de desinterés hacia el Biobío, una de las regiones más importantes del país. No puede permitirse que la ciudadanía sea la principal perjudicada por la inacción de las autoridades centrales. 

Los cambios políticos y las renuncias son parte de la dinámica natural del servicio público, pero el Estado debe estar preparado para enfrentar estas contingencias sin paralizar su funcionamiento. El Biobío merece un compromiso real que se traduzca en la pronta designación de titulares capacitados, con plenas atribuciones para liderar las soluciones que la región demanda.

El llamado es claro: el Ejecutivo tiene la responsabilidad de completar, sin más demora, el equipo que garantice una gestión efectiva en el Biobío. La región no puede permitirse seguir en pausa. El partido se debe jugar con los titulares, no con los suplentes.

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