Editorial

Desafíos para el nuevo gobernador del Biobío

Gobierno Regional del Biobío, Gore Biobío.
Gobierno Regional del Biobío / FUENTE: Gore Biobío.

Ayer, la ciudadanía regional decidió -a través de su voto- que Sergio Giacaman García (ingeniero comercial, 45 años, casado, dos hijas), será el nuevo gobernador regional del Biobío. Fue una votación muy contundente, que dejó claras las brechas con su contendor, el exsenador Alejandro Navarro. De esta forma, el candidato de Chile Vamos se convertirá en el segundo gobernador de nuestra región, cuando el 6 de enero de 2025, suceda en el cargo a Rodrigo Díaz Wörner.

Sin duda, los desafíos del gobernador electo son amplios y complejos.

En primer lugar, asumirá un puesto que se debilitó fuertemente debido a los casos de traspasos irregulares de recursos públicos, en especial a fundaciones, actualmente investigados por la Justicia. Estos hechos han tenido un impacto muy grande en la ciudadanía e incluso han frenado la velocidad con que se esperaba que se desarrollara el proceso de descentralización política-administrativa del país. Recobrar la confianza en la importancia de la figura del gobernador -merced a probidad y buena gestión- será una misión muy grande, pero absolutamente necesaria.

Adicionalmente, la nueva autoridad regional está llamada a asumir un liderazgo convocante en una región golpeada fuertemente en materia de desarrollo económico y social. Por ello, será fundamental observar cómo impulsará políticas que ayuden a fomentar la inversión público-privada, así como el empleo, especialmente en sectores estratégicos como el agroforestal, energético y turístico.

Otra gran tarea dice relación con el gran dolor de la ciudadanía, especialmente a nivel de la provincia de Biobío. Se trata de la crisis de seguridad ciudadana que golpea con especial fuerza a comunas como Los Ángeles, donde el crimen organizado, reflejado en el narcotráfico, homicidios y descontrolado porte de armas de fuego, causan un profundo detrimento de la calidad de vida, especialmente en las zonas donde el Estado tiene una menor presencia.

Para nuestra provincia, una zona afectada por la centralización intrarregional que concentra atención y recursos especialmente en el Gran Concepción, es evidente que se aspira a una mayor presencia tanto de la autoridad regional como de sus equipos, pero por sobre todo una gestión eficiente y que reconozca la potencialidad que tienen los territorios locales.

Que el gobernador incentive la coordinación multinivel entre comunas, provincias y la región en general, es un camino todavía insuficientemente explorado para alcanzar acuerdos que generen un mayor nivel de cohesión regional -en torno, por ejemplo, a la Estrategia Regional de Desarrollo- para que sintamos que Biobío es realmente una sola región desde el punto de vista político-administrativo, pero también identitario y cultural.

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