Editorial

Día Mundial del Sida

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día mundial del sida / FUENTE: Pixabay

El pasado 1 de diciembre se conmemoró el Día Mundial del VIH/SIDA, fecha que necesariamente nos invita a reflexionar sobre cómo hemos enfrentado esta epidemia, desde los prejuicios de los primeros años hasta los avances actuales en Chile.

Hay que recordar que en los inicios de los años 80, el VIH/SIDA emergió en un contexto de estigmatización y discriminación hacia las personas diagnosticadas con esta afección. La enfermedad era vista como un estigma social, lo que dificultó tanto su prevención como su tratamiento. Afortunadamente, hoy la realidad es distinta: los avances en el acceso a la información, los tratamientos y las políticas de salud han transformado este panorama.

Según Onusida, en Chile el 97% de las personas con VIH conocen su estado serológico, un logro destacable que evidencia el impacto de las estrategias de detección. Sin embargo, sólo el 70% de quienes conocen su diagnóstico acceden efectivamente al tratamiento antirretroviral garantizado por el GES, dejando una brecha que debe cerrarse con urgencia. Esto no solo mejoraría la calidad y expectativa de vida de los pacientes, sino que también contribuiría a reducir la transmisión del virus. En este ámbito, un dato alentador es que el 94% de quienes reciben tratamiento logran mantener una carga viral indetectable, confirmando el lema: "Indetectable es igual a intransmisible".

Otro avance significativo ha sido la implementación de la profilaxis preexposición (PrEP) en el sistema público, dirigida a personas con mayor riesgo de exposición al virus. Este programa, que incluye medicamentos preventivos, controles periódicos y acceso a métodos de barrera, requiere ampliar su cobertura para maximizar su impacto. Asimismo, la campaña "Sobre la mesa", con episodios centrados en la inclusión, la salud sexual y la prevención, busca abrir el diálogo social y sensibilizar sobre el estigma y la discriminación.

El compromiso del país frente al VIH/SIDA es evidente, pero no es razón para conformarse. Incrementar la cobertura de estos programas y garantizar el acceso al tratamiento para todos son tareas pendientes. Siempre es necesario recordar nuestro pasado nos impulsa a no repetir los errores y avanzar hacia un futuro donde la inclusión y la salud sean derechos garantizados para todos.

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