Editorial

Prioridad rural

Localidad rural, Archivo La Tribuna
Localidad rural / FUENTE: Archivo La Tribuna

La presencia de huasos y campesinos durante la ceremonia de instalación del Concejo Municipal de Los Ángeles fue la elocuente representación que la vida rural será una de las prioridades en el cuerpo colegiado, que lidera el alcalde José Pérez Arriagada.

La ruralidad no solo forma parte de su identidad histórica, sino que ha sido - y es - un pilar fundamental para su desarrollo económico, social y cultural. En el territorio comunal, el 25% de la población angelina habita en zonas campesinas, lo que equivale a poco más de 50 mil habitantes, lo que convierte a Los Ángeles en una de las que tiene más vecinos residiendo en la ruralidad a nivel nacional.

Estas condiciones no debe ser vista como un espacio periférico, sino como una extensión vital de la ciudad, cuya preservación y fortalecimiento son esenciales para el bienestar colectivo. 

Uno de los temas más urgentes - al igual que en la ciudad - es la seguridad. Los sectores rurales de Los Ángeles han sido testigos de un aumento de delitos como robos, abigeato y tráfico de drogas, problemas que antes parecían exclusivos de las áreas urbanas. Las distancias y el limitado acceso a servicios de seguridad complican la respuesta efectiva de las autoridades, dejando a los habitantes en una situación de vulnerabilidad. 

Es fundamental reforzar los recursos policiales, establecer planes específicos para las localidades campesinas y fomentar la participación de la comunidad a través de juntas de vigilancia y otras formas de organización local. Solo con un enfoque integral se podrá garantizar la tranquilidad en estas zonas. 

Otro desafío crítico es el acceso al agua potable rural (APR). En los últimos años, la escasez hídrica ha afectado gravemente a muchas localidades de Los Ángeles, complicando no solo el consumo humano, sino también las actividades productivas esenciales como la agricultura y la ganadería. 

Los sistemas APR son una herramienta clave, pero en muchos casos operan al límite de su capacidad y requieren urgentemente modernización y ampliación. Es imperativo que el gobierno local y regional prioricen estas inversiones, asegurando que cada comunidad rural tenga acceso a un suministro de agua constante y de calidad. La vida en el campo no puede prosperar sin este recurso esencial, y la falta de acción en este ámbito pone en peligro tanto la dignidad de las familias rurales como la sostenibilidad de sus modos de vida. 

El fenómeno de las parcelaciones rurales también merece atención. Si bien estas representan una oportunidad para diversificar los usos del suelo, promover el turismo y atraer nuevos habitantes, también generan riesgos si no se regulan adecuadamente. La proliferación de proyectos inmobiliarios en áreas campesinas puede presionar aún más los recursos hídricos, fragmentar los terrenos agrícolas y alterar la convivencia en comunidades que valoran su tranquilidad y conexión con la naturaleza. 

La vida rural no es solo una forma de habitar el territorio, sino una fuente de riqueza cultural, económica y ambiental para Los Ángeles. El campo alimenta a la ciudad, preserva tradiciones y es un espacio donde muchas familias encuentran su hogar y sustento. Sin embargo, su supervivencia depende de que como sociedad seamos capaces de priorizar sus necesidades y reconocer su importancia. Los Ángeles no sería lo que es sin su campo. En cada rincón rural hay una historia, un esfuerzo y una esperanza que deben protegerse para el futuro.

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