Nuevo Ministerio de Seguridad Pública

Esta semana se promulgó la ley que crea el Ministerio de Seguridad Pública, institución que se encargará de formular, diseñar y evaluar las políticas y estrategias nacionales tendientes a prevenir y combatir la delincuencia, el crimen organizado nacional y transnacional, el narcotráfico y los actos terroristas.

Si bien la real eficacia de la creación de una institucional pública de esta naturaleza se conocerá una vez que se ponga en marcha -en base a la evolución que experimenten los fenómenos delincuenciales- no cabe duda de que el país requería una entidad que se enfocara con mayor claridad en hacer frente a la principal preocupación ciudadana del presente: la seguridad.

La nueva cartera contará con dos subsecretarías: de Seguridad Pública y de Prevención del Delito, así como secretarías regionales ministeriales de Seguridad Pública, que representarán al ministerio en cada región y departamentos provinciales, cuyo territorio podrá comprender una o más provincias de la misma región, de acuerdo a criterios de distancia, conectividad, entre otros.

De esta forma se espera hacer frente a una de las grandes problemáticas que se observa en los territorios subnacionales: la coordinación y gobernanza local respecto de la seguridad pública, donde hoy confluyen municipios, delegaciones presidenciales y las policías, con poco apoyo estratégico para abordar la problemática e insuficiente claridad respecto de quién representa la voz especializada para definir los planes y políticas que se priorizan en cada territorio.

Por eso es tan relevante contar con esta nueva institución, que tendrá entre sus principales funciones proponer al Presidente de la República la Política Nacional de Seguridad Pública, que a su vez deberá incluir la estrategia de prevención del delito, protección y atención de víctimas, así como las medidas de combate y prevención del crimen organizado y de actos terroristas.

Para una zona como la nuestra, donde se ha observado en los últimos años un significativo aumento de fenómenos como el crimen organizado en sectores urbanos y acciones terroristas en zonas rurales, se hace muy necesario que el nuevo Ministerio cumpla efectivamente con el rol que se le ha asignado. Igualmente, será clave contar con autoridades y cuadros técnicos realmente especializados en una labor que debe considerarse como una tarea prioritaria del Estado, más que solo una función de un gobierno de turno.

Si la cartera que debutará próximamente en el país es capaz de revertir el complejo escenario actual en materia de seguridad pública, su creación quedará plenamente justificada. De lo contrario, será simplemente un "saludo a la bandera" y un aporte más de "grasa" a un Estado que requiere avanzar mucho en materia de eficiencia.