Un profundo legado es el que ha dejado el Papa Francisco para el mundo y especialmente para los creyentes católicos que se han visto impactados desde la madrugada de ayer, cuando se conoció la noticia de su deceso.
Desde su nacimiento en el seno de una familia de inmigrantes en Argentina, a su ingreso a la Compañía de Jesús, posterior ordenación como Cardenal de Buenos Aires y su elección como el Papa número 266 de la Iglesia Católica, el 13 de marzo de 2013, Jorge Mario Bergoglio siempre destacó por su opción preferencial por los pobres y la austeridad que impuso a su labor. De hecho, una vez elegido por el Cónclave Cardenalicio se fue a vivir a la Casa de Santa Marta y no al Palacio Apostólico. Este espacio es el hotel de la ciudad del Vaticano donde se hospedan todos los obispos y clérigos que visitan al Papa.
En relación con las principales enseñanzas del Papa Francisco, un aspecto central fue el llamado a la Iglesia "a salir de sí misma e ir hacia las periferias. Es mejor una Iglesia accidentada por salir a anunciar el Evangelio que una Iglesia enferma por estar encerrada".
También destaca el aporte de sus encíclicas, como por ejemplo Laudato Si’ (2015), donde abordó la necesidad de conservar el ambiente a través de una ecología integral; y Fratelli Tutti (2020), sobre la fraternidad humana y amistad social.
A ello sumó exhortaciones apostólicas de gran profundidad, como la primera, Evangelii Gaudium, la que generó mucha sorpresa por el lenguaje directo y sencillo que utilizó. Es allí donde llamó a no ser católicos que solo "balconeen" (critiquen desde las alturas) y a evitar convertirse en "pesimistas quejosos y desencantados con cara de vinagre".
Su relación con Chile no fue fácil y marcó uno de los episodios más complejos que vivió como Papa.
De hecho, durante su visita de enero de 2018 debió enfrentar la molestia que generó el nombramiento del ese entonces obispo de Osorno, Juan Barros, acusado de encubrir abusos del sacerdote Fernando Karadima, frente a lo cual el Sumo Pontífice pasó de negar completamente las acusaciones a reconocer, un par de meses después, que incurrió "en graves equivocaciones" y aceptar, en junio, la renuncia de Barros.
Luego del episodio anterior, instruyó además una comisión investigadora de casos de abusos y dispuso la generación de protocolos mucho más fuertes para hacer frente a estas denuncias, lo que -sin duda- marcó un hito en la forma en que la Iglesia Católica aborda situaciones que tanto daño causan.
Con todo, durante sus 12 años de pontificado el Papa Francisco marcó una era especialmente relevante para los fieles latinoamericanos, quienes vieron en él a una figura cercana y que buscó siempre enseñar a vivir los valores del Evangelio con fidelidad, valentía y amor.
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