Cada segundo domingo de mayo, nuestro país celebra el Día de la Madre, una fecha que invita a reconocer el amor, la entrega y el esfuerzo cotidiano de millones de mujeres que han optado por cumplir este rol, que desde mi punto de vista es más que una decisión, y requiere de coraje y vocación.
Más allá de los saludos y "regaloneos", esta conmemoración es, sin duda, una oportunidad para reflexionar sobre las múltiples barreras que enfrentan las madres, especialmente en el ámbito laboral y social.
Según datos de 2022, la tasa de empleo de madres en Chile fue de 63,1%, mientras que el promedio de la OCDE alcanzó el 72,3%. Esta brecha refleja las dificultades que enfrentan las mujeres para conciliar el trabajo remunerado con las responsabilidades de cuidado.
La distribución desigual de las tareas domésticas y de cuidado es otro desafío significativo. Una bullada Encuesta Nacional de Uso de Tiempo, que data también de 2022, mostró que las mujeres en Chile dedican, en promedio, 4,5 horas diarias al trabajo doméstico no remunerado, mientras que los hombres dedican solo 1,5 horas. Esta carga adicional limita las oportunidades de desarrollo profesional y personal de las madres.
Aunque existen políticas que buscan fomentar la corresponsabilidad, su implementación sigue siendo limitada. Por ejemplo, sólo un 0,2% de los hombres utiliza el derecho legal al postnatal parental, establecido en nuestro país desde hace varios años.
La maternidad también influye en las posibilidades de ascenso y liderazgo de las mujeres. Es un hecho que las madres se ven obligadas —muchas veces— a renunciar a oportunidades laborales o aceptar empleos de menor jerarquía para poder cumplir con sus responsabilidades familiares. Esta situación perpetúa el llamado "techo de cristal", una barrera invisible que impide a las mujeres alcanzar posiciones de poder y decisión.
Además, la falta de políticas de conciliación laboral y familiar, de horarios flexibles y de acceso a salas cuna, dificulta aún más la inserción y permanencia de las madres en el mercado laboral.
Frente a este panorama, diversas iniciativas buscan disminuir las brechas. Una de ellas es la Agenda Sala Cuna para Chile, que propone ampliar este derecho a todas las trabajadoras, incluyendo a las de empresas pequeñas y trabajadoras a honorarios, así como también a los padres.
Asimismo, se han planteado medidas como la extensión del postnatal masculino, la implementación de políticas de conciliación laboral y familiar, y la creación de un sistema nacional de apoyos y cuidados.
Sin duda, todas son propuestas que deben avanzar, no solo para mejorar la calidad de vida de las madres, sino que para promover una sociedad más equitativa y justa, donde ser madre no sea un obstáculo, sino una fortaleza.
Feliz día a todas aquellas que cumplen este desafiante rol.
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