Los virus respiratorios ya comenzaron a circular con fuerza en nuestra provincia y en todo el país. Si bien aún no estamos ante una situación crítica, las cifras indican un aumento sostenido en las atenciones de urgencia y esto se traduce en una mayor presión sobre la red hospitalaria. Por ello, el Ministerio de Salud ha activado una serie de medidas que apuntan a evitar el colapso del sistema, dentro del marco de la actual alerta sanitaria.
Entre las disposiciones más relevantes se encuentra la reorientación de controles de salud menos urgentes hacia profesionales no médicos, la extensión automática de recetas en casos justificados y la posibilidad de que otros profesionales puedan repetirlas para pacientes crónicos. Todas estas son medidas que buscan liberar capacidad en los centros asistenciales para lo verdaderamente urgente.
Sin embargo, hay acciones que dependen también de cada uno de nosotros. El uso preventivo de mascarilla en espacios cerrados o aglomerados, el lavado frecuente de manos, la ventilación de los espacios y, por sobre todo, el respeto al calendario de vacunación 2025, son pasos esenciales que podemos y debemos retomar. No se trata solo de protegernos individualmente, sino de reducir el riesgo de contagio en los grupos más vulnerables: personas mayores, niños pequeños y pacientes con enfermedades crónicas.
La experiencia de la pandemia provocada por el covid-19 nos enseñó que la prevención salva vidas. Hoy, con el conocimiento acumulado y las herramientas a nuestra disposición, tenemos la oportunidad —y la responsabilidad— de actuar con mayor responsabilidad, tomando en cuenta las nefastas consecuencias que dejó la pandemia. No esperemos a que el sistema se sature para que las medidas sean mucho más severas y partamos por contribuir desde nuestra propia conciencia y conocimiento a una tarea que es de todos.
En la provincia de Biobío, donde la ruralidad y la dispersión geográfica dificultan muchas veces el acceso oportuno a la atención médica, estas medidas cobran aún mayor relevancia. La prevención no puede quedar solo en manos del sistema de salud: debe ser parte de la cultura ciudadana. Usar mascarilla al presentar síntomas respiratorios, evitar enviar a los niños enfermos al colegio y evitar espacios cerrados con altas aglomeraciones son acciones sencillas que marcan una gran diferencia cuando se hacen de manera colectiva.
Además, es fundamental fortalecer la comunicación entre autoridades, medios y ciudadanía. La información clara, oportuna y veraz es un aliado indispensable en tiempos de alerta sanitaria.
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