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La Tribuna

El complicado inicio del Estadio Municipal de Los Ángeles

por Juvenal Rivera Sanhueza

Aunque hubo un proyecto de recinto deportivo cuya propuesta ganó un concurso organizado por el municipio, finalmente se habría impuesto el criterio capitalino para su materialización.

HBB, Estadio Municipal, década del 40 (1) /

Bastante azaroso fue el origen, diseño y construcción del estadio municipal de Los Ángeles. Situado a solo cinco cuadras al poniente de la plaza de armas, está separado apenas por una calle con la Laguna Esmeralda, ojo de agua que en mayo pasado cumplió el primer centenario de su inauguración.

La historia del recinto deportivo, eso sí, se remonta a varias décadas antes, específicamente a 1887. ¿Qué sucedió? De acuerdo al ya fallecido arquitecto Osvaldo Cáceres, recién en ese año hubo certeza jurídica respecto del terreno situado al poniente de la ciudad y que estaba en disputa entre el Fisco y la municipalidad de Los Ángeles. Es que el primero (el Fisco) reclamaba para sí varios terrenos dentro de la ciudad, entre los que figuraba el situado hacia el poniente, justo norte de la estación de ferrocarriles y del potrero denominado municipal.

Al cabo, la corporación edilicia aseguró los terrenos para su patrimonio, los mismos que 40 años después fueron puestos a disposición para la construcción de un estadio y una piscina municipal. En efecto, la iniciativa no solo consideraba ese recinto deportivo sino que una piscina la cual, incluso, se planificó para que contara con agua caliente.

En los años 20, ya una decena de clubes de fútbol se habían formado en Los Angeles, siguiendo la tendencia en el resto del país en que se terminó imponiendo la práctica masiva de ese deporte, introducido por los ingleses a fines del siglo XIX por el puerto de Valparaíso.

Justamente la presión popular por contar con un recinto deportivo más adecuado para jugar fútbol es que el propio municipio organizó un concurso público para diseñar un estadio, con la asesoría del Instituto de Ingenieros y Arquitectos de Concepción.

Al cabo, fue escogida la propuesta del arquitecto Eduardo Enríquez quien, a fines de la década del 30, fuera el autor del proyecto del famoso cine Rex de Concepción, entre otras creaciones.

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La propuesta se iba a ejecutar, en buena medida, con recursos aportados por el propio municipio. Sin embargo, en la misma investigación de Cáceres, se advierte que el plano de Enríquez simplemente no fue considerado  por la Dirección General de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, que presentó una propuesta muy distinta que consideraba también canchas de tenis y un casino.

La nueva idea de estadio fue motivo para estampar - por escrito - un reclamo ante dicho organismo y que el arquitecto provincial, Manuel Joglar, viajara a la capital para defender el diseño premiado en el concurso público.

En el diario Las Noticias del 9 de enero de 1929 se hace parte de la queja: La Dirección General de Arquitectura confeccionó recientemente un proyecto de estadio que no tiene las condiciones del premiado en el concurso y, por esta causa, la primera autoridad de Biobío ha solicitado su cambio por el de Enríquez.

También reclaman contra el centralismo capitalino por no tomar en cuenta la decisión de las autoridades comunales: como el municipio contribuirá también con parte apreciable de los fondos que se necesitan para llevar a su total terminación el proyecto de Enríquez, es de suponer que esta situación sea tenida en cuenta al resolver definitivamente si los trabajos se encuadran dentro del plano de referencia, acuerdos que ojalá sean adoptados tomando en cuenta el sentir local.

Por cierto, la nueva propuesta de la Dirección de Arquitectura (cuyo plano acompaña esta nota) se integraba de manera armoniosa con la laguna Esmeralda.

Sin embargo, tenía una particularidad: se situaba en un sentido oriente-poniente, a contrapelo de la normativa general de los estadios que los obliga a situarse en el sentido norte-sur, básicamente para que sol no moleste a los porteros, jugadores e hinchas.

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Al cabo, según el arquitecto Osvaldo Cáceres, no sabemos si se aprobó totalmente el proyecto de Enríquez o se realizó lo que opinaba el centralismo santiaguino de la Dirección General de Arquitectura, en todo caso las obras son de esos años.

Lo que sí es cierto es que, pese a que el estadio está separado por una calle de la laguna Esmeralda, no está integrado a la laguna Esmeralda.

Además, por años, fue la principal razón que frenó la conexión de la avenida Los Ángeles con la avenida Ricardo Vicuña y su prolongación por Alcázar, particularmente por el ahora desaparecido nudo de calle Colo Colo.

Solo con la remodelación de avenida Los Ángeles, que implicó ensanchar la calle Estadio, fue posible optimizar la circulación vehicular aunque, claro, quitándole una sección a la laguna Esmeralda.

Ahora, 90 años después que se conocieran los primeros proyectos de estadio para la comuna, se está buscando como financiar la construcción de un nuevo recinto deportivo en el camino a Nacimiento con el acceso a Pata de Gallina, con estándar Fifa y cuya capacidad llega a los 10 mil espectadores.

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